PALMA.- Aunque los trámites pendientes se alargarán durante los próximos meses, será esta próxima semana cuando el Banco de España dé por concluido formalmente el proceso de recapitalización del sector financiero nacional, que ha supuesto la mayor reestructuración de la historia de las cajas de ahorros. Todas las entidades tienen ya más o menos claro su futuro -aunque éste sea ser subastada, como en el caso de la CAM– por lo que también resulta evidente quién ha salido reforzado en la partida y quién se ha quedado por el camino o lo ha perdido casi todo, según 'Diario de Mallorca'.
Probablemente, tanto los exsocios de la CAM, como el grupo liderado por Cajamurcia esperaban acabar el proceso de reestructuración con más tamaño. Sobre todo el asturiano Manuel Menéndez, uno de los ejecutivos en los que más confiaba el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. La ruptura con la CAM frustró sus planes y ahora el nuevo grupo que han formado Cajastur, Cantabria y Extremadura ha solicitado una prórroga para conseguir los fondos que necesita para cumplir con la legislación sin recurrir al FROB.
Exactamente en la misma situación se encuentra BNM, que también necesita capital adicional y tampoco quiere ni oír hablar de una inyección de dinero público. Las cantidades son reducidas, por lo que se prevé que lo consigan.
Banca Cívica y Caja3 también salen reforzadas. La primera logró recapitalizarse al salir a Bolsa y la segunda, formada por tres entidades minúsculas, no ha necesitado reforzar sus recursos. Los perdedores CAM, pendiente de subasta La CAM se ha convertido en el ejemplo a evitar. Fue una de las que más apostó por el sector inmobiliario en los años de bonanza y, con la crisis, el ladrillo se convirtió en su lastre.
Huyendo de Caja Madrid, lo intentó con Caja Murcia, pero la torpeza de la Generalitat impidió el acuerdo. Tampoco fructificó con la BBK y al final acabó en brazos de Cajastur. La ambición del responsable de esta última, Manuel Menéndez, una inspección del Banco de España que obligó a reclasificar miles de créditos y deterioró sus cuentas, y la negativa de la cúpula de CAM a ceder poder acabaron con el proyecto de Banco Base.
Los directivos de la alicantina se lanzaron a buscar un nuevo socio y descuidaron la gestión de la entidad, que perdió casi 5.000 millones de depósitos. Nadie quiso arriesgarse a una nueva fusión con la CAM y el gobernador del Banco de España, Fernández Ordóñez, tampoco confiaba ni en los directivos de la caja ni en su presidente, Modesto Crespo. El supervisor forzó una nacionalización de urgencia y nombró unos nuevos administradores, que han aflorado unas pérdidas de 1.136 millones y una morosidad del 19,5%. Ahora ha tenido que ofrecer todo tipo de facilidades para conseguir el interés de los posibles compradores.
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