El
crecimiento de la exportación, es el resultado del esfuerzo de los
empresarios para compensar el continuo descenso del consumo nacional,
aun a costa de la reducción de los márgenes de beneficios, para
conseguir ser más competitivos en el exterior, junto a una
imprescindible inversión que exige la apertura de nuevos mercados.
Existe un alto colectivo de empresarios, que con instinto emprendedor y a base de esfuerzo, imaginación e inversión, está haciendo posible la presencia de España en un mercado cada vez mas globalizado, a la par que influye positivamente en nuestra balanza de pagos.
Existe un alto colectivo de empresarios, que con instinto emprendedor y a base de esfuerzo, imaginación e inversión, está haciendo posible la presencia de España en un mercado cada vez mas globalizado, a la par que influye positivamente en nuestra balanza de pagos.
No
utilicemos el creciente éxito de nuestras exportaciones para lanzar la
frase, ingeniosa pero poco ortodoxa "ya se ven brotes verdes", que en
modo alguno puede atribuirse a nuestra economía real interior que
continúa en recesión, ocasionando más cierre de Pymes y crecimiento del
paro. No olvidemos que hasta que no crezca el PIB por encima del 1,5%,
no veremos aparecer de forma progresiva nuevas empresas ni descenderá el
paro; así nos lo hace saber Bruselas al respondernos que durante el
2.013 seguirá la recesión, el paro y el desequilibrio presupuestario.
Si bien es motivo de satisfacción observar el crecimiento de nuestras exportaciones, también es motivo de preocupación la dificultad del acceso a la financiación de nuestras empresas, imprescindible para potenciar nuestra economía real interior, tema del que hacemos algunas reflexiones a continuación.
La disminución del volumen de compras y de la cartera de clientes en la distribución, han sido las consecuencias principales de la creciente baja en el consumo que padecemos. Sin embargo, un segundo motivo, no de menor importancia, las restricciones cada vez más severas a que las entidades bancarias han sometido a las pequeñas y medianas empresas, han originado el estrangulamiento de las mismas.
Si bien es motivo de satisfacción observar el crecimiento de nuestras exportaciones, también es motivo de preocupación la dificultad del acceso a la financiación de nuestras empresas, imprescindible para potenciar nuestra economía real interior, tema del que hacemos algunas reflexiones a continuación.
La disminución del volumen de compras y de la cartera de clientes en la distribución, han sido las consecuencias principales de la creciente baja en el consumo que padecemos. Sin embargo, un segundo motivo, no de menor importancia, las restricciones cada vez más severas a que las entidades bancarias han sometido a las pequeñas y medianas empresas, han originado el estrangulamiento de las mismas.
Solo
en el último trienio la caída del crédito al sector privado se aproximó
al 10%, equivalente al 18% del PIB, debido a las siguientes causas:
a).
Exceso de activos inmobiliarios improductivos y devaluados que el
sector bancario se ha visto obligado a incorporar a su balance desde el
estallido de la burbuja a finales del 2.005.
b). Paralización del recobro de capital más intereses correspondientes a las hipotecas.
c). Aumento acelerado de la morosidad.
d). Inversión en deuda soberana, ajena a su natural práctica de banca comercial.
e). Necesidad de recapitalización.
Todo
ha obligado a que la concesión de créditos sea mucho más estricta y en
condiciones más adversas, debido también al cierre de los mercados
mayoristas de financiación hacia nuestro sistema bancario, al incremento
de los intereses y comisiones aplicados, y a la exigencia de garantías
más sólidas para hacer frente al elevado riesgo que supone la difícil
situación económico-financiera de una buena parte de las empresas, y en
especial de las pequeñas y de mediano tamaño.
Nuestra economía la sostienen principalmente las Pymes, ya que de acuerdo con los datos de Eurostat, el 99,1% del conjunto empresarial lo integran las que tienen menos de 250 empleados, y dentro de ese porcentaje, el 93% lo componen empresas que emplean entre uno y nueve trabajadores. En cuanto al porcentaje de empleo que absorben las Pymes se eleva al 79,5 del total ocupados.
Nuestra economía la sostienen principalmente las Pymes, ya que de acuerdo con los datos de Eurostat, el 99,1% del conjunto empresarial lo integran las que tienen menos de 250 empleados, y dentro de ese porcentaje, el 93% lo componen empresas que emplean entre uno y nueve trabajadores. En cuanto al porcentaje de empleo que absorben las Pymes se eleva al 79,5 del total ocupados.
Para crear riqueza ha de promoverse y estimular principalmente a estas últimas dada la importancia que tienen para la economía española, sin olvidar que hasta que fluya el crédito no será posible iniciar la recuperación.
No podemos esperar un crecimiento continuado, si no se promueven fuentes de riqueza capaces de ilusionar a los emprendedores, lo cual solo es alcanzable si analizamos y promovemos las tradicionales de cada región; tarea preferente y principal que deberían asumir las CCAA, apoyadas en un Plan Nacional estructural coherente con la riqueza natural de las mismas.
Cualquier otro camino ni es inteligente, ni rentable, ni consigue el bienestar colectivo e individual.
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