MADRID.- Las negociaciones para la reforma de pensiones en España no atraviesan
su mejor momento. La fórmula para revalorizar las pensiones ha
enfrentado a los integrantes del Pacto de Toledo, que es el foro donde
deben fraguarse las líneas generales de la próxima reforma de la
Seguridad Social. Al tiempo, los pensionistas volverán a salir a la calle el domingo para reclamar que sus pensiones se revaloricen con el IPC, recuerda Cinco Días.
Esta misma semana, el director de Economía y Estadística del Banco de
España, Pablo Hernández de Cos se lamentaba del “retraso” que
experimentaban estas negociaciones; pero apuntaba que el futuro del
sistema de pensiones español debería imitar de alguna forma las reformas
hechas en algunos países europeos como Reino Unido, Suecia u Holanda.
Tres responsables de estos sistemas han explicado en unas jornadas de
Inverco en Madrid cómo funcionan:
Reino Unido
El modelo británico ha experimentado una importante reforma desde 2012, que aún se está implantando de forma progresiva.
El director de Asuntos Internacionales de la Asociación inglesa de
pensiones (LPSA), Graham Vidler, explicó que en 2005 los responsables
británicos “se dieron cuenta de que nos acercábamos a un futuro con
pensionistas más pobres que la generación anterior”. Ante esto se creó
una comisión con la patronal, los sindicatos y la comunidad académica,
que diseñó un nuevo sistema, que empezó a aplicarse en 2012. “Su actual
éxito radica en que todos los Gobiernos desde entonces han hecho suya y
defendido esta reforma”, dijo Vidler.
El sistema británico tiene ahora tres pilares: una pensión mínima
estatal, “muy baja, si se compara con otros países europeos” –admite
este responsable–; y un segundo pilar de pensiones privadas colectivas
que nacen en el seno de la empresa para los trabajadores que, como
novedad de la reforma, es de adscripción semiobligatoria. Además, hay un
tercer pilar de pensiones privadas voluntarias e individuales.
La semiobligatoriedad (o, como también se le conoce en el sector, afiliación automática)
consiste en que los empresarios, están obligados a suscribir un fondo
de pensiones empleo (colectivo) para los trabajadores de más de 22 años;
con una aportación en la actualidad del 5% de su salario. Si bien en
abril de 2019 este porcentaje se elevará al 8%, con lo que finalizará la
implantación de la reforma.
Pero los expertos ya han pedido aumentar dicha aportación hasta el
12%, también de forma progresiva. En Australia, con una reforma similar,
van a tardar 30 años en esa ampliación, explicó Vidler. “Pero el
Gobierno británico está siendo muy precavido con esta mayor aportación
porque aún no saben cómo se tomarán los trabajadores la ampliación del
5% a 8%", añadió".
El trabajador tiene un mes para salirse del fondo, y si no lo hace,
permanece. La tasa de abandono es del 10% muy inferior a una tasa de
entre el 25% y 40% que se esperaba. Desde 2012 ya hay 1,2 millones de
empresas que ya han inscrito a 9,5 millones de trabajadores de forma
automática en estos planes de pensiones. Estos se suman a los 11
millones que ya tenían uno de estos planes antes de la reforma y otros
8,5 millones que por edad o por ser autónomos no tienen acceso a ellos.
De hecho, una de las lagunas de la reforma es el impedimento de acceso
al segundo pilar de los autónomos. “El Gobierno no sabe como solucionar
esto, porque habría que subirles los impuestos”, admitió Vidler.
Otro de los objetivos aún no conseguidos con la reforma es llegar a
una tasa de reemplazo de la pensión que suponga dos tercios del salario
medio. De momento, para un salario medio de 32.626 euros brutos anuales
(28.000 libras) se obtiene una pensión media de 17.361 euros (9.670
euros de pensión pública y 7.691del segundo pilar de planes de pensiones
colectivos), por debajo del objetivo de tasa de reemplazo (22.139
euros).
Suecia
Los suecos tienen ya un sistema completamente implantado de cuentas nocionales
(cuentas virtuales individuales en las que se depositan las
cotizaciones que hace cada trabajador). Así, con un salario medio de
3.280 euros mensuales y una carrera laboral promedia se obtiene una pensión media de 1.740 euros
(que se componen por 1.210 euros de pensión pública, de carácter
obligatorio; 350 euros de los fondos de pensiones de empresa --fondos de
empleo en España-- y 180 euros de pensiones privadas).
Para llegar a esta pensión los suecos no tienen límite de edad en sus
aportaciones; se tiene en cuenta lo aportado a lo largo de toda su vida
laboral y contribuyen con el 18,5% de sus ingresos para la prestación.
Un 16% de esa contribución va al sistema de cuentas nocionales y el 2,5%
restante a uno de los más de 800 fondos privados de pensiones
existentes. La base máxima de cotización son 46.875 euros anuales; así
todo lo que se gane por encima de esa cifra no cotiza para la pensión.
Pero si hay algo por lo que se conoce al sistema sueco es por su afamado sobre naranja;
así se conoce a la información detallada y anual que cada trabajador
recibe del Gobierno para informarle de sus aportaciones y su posible
pensión futura.
Holanda
En el caso holandés, hay también tres pilares: uno público de pensión
mínima; un segundo de planes colectivos de pensiones en las empresas,
que es también obligatorio (e incluye pensiones de invalidez, viudedad y
orfandad) y un tercer pilar privado y voluntario. Los
beneficiarios de los dos primeros pilares están con toda la información
de sus cotizaciones y pensiones en un registro nacional. Las condiciones
de los planes de pensiones en las empresas se fijan en negociación
colectiva y deben contar con una financiación plena y garantizar el
poder adquisitivo, lo que también es polémico en este país. Las
contribuciones de empresarios y trabajadores rondan el 20%.
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