El Parlamento del Reino Unido ha presentado un informe encargado a un
 experto norteamericano en redes sociales que debía establecer si era 
cierta la teoría de que Rusia fomentaba el independentismo en Catalunya
 a través de diferentes páginas web que publicaban noticias falsas. 
Quizás lo recuerden. Durante varios días se estuvo hablando el pasado 
mes de septiembre y en días posteriores en los medios, ya que tanto el 
diario El País como el think tank español de 
referencia, el Real Instituto Elcano, lideraron una campaña de 
intoxicación en este sentido. 
Ambos sostenían sin margen de error que se
 estaba produciendo una interferencia rusa en el proceso catalán y que 
actuaban también, al mismo tiempo, una legión de bots —perfiles
 de redes sociales automatizados capaces de convertir en tendencia 
cualquier información— para favorecer la independencia de Catalunya. 
El 
informe del Parlamento británico no ha podido ser más contundente y 
asegura que la teoría de la injerencia de los rusos se basa en una 
investigación "descuidada y sesgada", que los argumentos son "débiles e 
imprecisos"; el texto contiene otras numerosas perlas más de este estilo
 que descalifican la labor del medio informativo. Punto y final.
No
 es la primera vez que sucede, pero a veces la velocidad de la 
información nos impide reflexionar sobre la gran mentira mediática en la
 que estamos inmersos
 y asistimos sin herramientas suficientes a la construcción de 
falsedades sin que muchas veces podamos hacer muchas cosas más que 
quejarnos o alzar la voz. Más allá de este caso, ya grave de por sí, 
citaré aunque solo sea a título de ejemplo otros siete de estos últimos 
días, unos políticos y otros económicos. Aunque solo sirva para ver cómo
 se deconstruye una mentira en tiempo real.
El Gobierno catalán ha llevado a cabo un acto de rebelión.
 Una acusación grave que ha puesto encima de la mesa el Tribunal Supremo
 y que cuestiona la justicia de diferentes países. Alemania la ha 
rechazado en el caso del president Puigdemont, Suiza ha expresado una 
distancia sideral, Bélgica gana tiempo y sus jueces tampoco lo ven y en 
Escocia han retrasado hasta julio el juicio. Al final, todo parece 
quedar en una rebelión de uso local, ya que si el delito exige violencia
 ahora se trata de construir la primera rebelión sin violencia.
Ha habido malversación de dinero público. Ha sido el
 propio Ministerio de Hacienda por boca de su responsable, Cristóbal 
Montoro, quien ha abierto una vía de agua considerable en el sumario del
 Tribunal Supremo. Lo ha dicho el ministro en una entrevista y una alto 
cargo en sede parlamentaria. El juez parece haber tenido suficiente con 
los informes de la Guardia Civil y no ha requerido el imprescindible 
informe de los técnicos de Hacienda. Mal hecho. Ahora, Llarena propone 
un careo entre el ministro y el jefe de la UCO de la Guardia Civil. 
Sensacional. Made in Spain.
El procés será letal para la economía catalana. 
Aunque Catalunya ha tenido que soportar un atentado yihadista en 
Barcelona y Cambrils en pleno mes de agosto y una represión policial sin
 parangón de sus ciudadanos en las calles de decenas de poblaciones del 
país, el crecimiento económico ha sido del 3,4% respecto al 2016, tres 
décimas más que en España y un punto por encima de la zona euro. Con 
todo en contra, la propulsión de la economía catalana es muy buena. Han 
tenido que reconocer esta semana su error el FMI y la AIReb. ¿Cuál sería
 su límite en unas condiciones diferentes?
Las exportaciones catalanas se resentirán. En los 
meses de enero y febrero, los últimos datos conocidos, el crecimiento ha
 sido del 4,9% y supone el 24,4% de todas las exportaciones españolas. 
No hace falta decir nada más.
El turismo caerá en picado. Ha sido una afirmación 
también falsa. En enero, el crecimiento ha sido el máximo de España 
después de Canarias. Y en febrero también ha crecido respecto al 2017. 
Volvemos a lo del crecimiento económico: ¿Y si la policía no hubiera 
impactado en el extranjero con aquellas duras imágenes?
El puerto de Barcelona tendrá una regresión. Los 
datos de su presidente, Sixte Cambra, harían sonrojar a muchos. Es el 
que más crece de Europa y en el primer trimestre lo ha hecho en un 
18,5%, lo que es una bestialidad.
Y, finalmente, el aeropuerto del Prat. Séptima posición en el ranking europeo y el de mayor crecimiento en el top ten del continente.
Ocho mentiras son más que suficientes. De hecho, una ya descalificaría a cualquiera. Y la lista podría seguir. 
(*) Periodista y ex director de La Vanguardia

 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario