MADRID.- El proceso de cierre de oficinas es imparable. No
así el del recorte de las plantillas de las entidades financieras. Eso
es al menos lo que aseguran tanto en el sector financiero como entre los
supervisores bancarios. El gobernador del Banco de España, Luis María Linde,
reiteró el pasado día 10 de abril en la comisión que investiga la
crisis financiera en el Congreso, que España cuenta “con muchas oficinas
en comparación con Europa”, razón por la que el proceso de cierres debe
seguir. Durante el pasado año entre bancos y antiguas cajas de ahorros
clausuraron 1.379 oficinas al situar su número total en 27.320 locales, según datos que publica hoy Cinco Días.
Nada
que ver, no obstante, con los 4.286 cerrojazos que se dieron en 2013,
el mayor de la historia. En total, desde que se inició la crisis
financiera en 2008 hasta 2017 la red comercial del sector se ha reducido
de media un 40%, aunque si solo se analiza el de las entidades
asociadas a CECA el porcentaje se eleva a un 44,5%.
Pero
las tendencias han ido variando a lo largo de la década de
crisis. Así, mientras que inicialmente, el declive de las cajas de
ahorros, con sus necesidades de ayudas públicas, desembocaron en una
fuerte reestructuración de estas instituciones, ahora son los bancos los
que están desprendiéndose de un mayor número de locales. El pasado año
los bancos asociados a la AEB prescindieron de 734 agencias, para situar
su número en España en 15.074. En el caso de las antiguas cajas los
cierres ascendieron a 645 oficinas al contar en diciembre de 2017 con
12.246 oficinas.
En
cuanto a las plantillas, el goteo de salidas se
mantiene en el sector desde 2009, aunque, como es lógico se va
atenuando, aunque el recorte de empleo sigue siendo significativo. En
2017 salieron 4.019 empleados entre bancos y antiguas cajas, número
bastante inferior a los 8.551 trabajadores que tuvieron que abandonar
sus puestos en 2016, o a los 18.443 que salieron en 2013, el mayor
número de la historia como consecuencia del ajuste sufrido en las cajas.
Pero
al contrario de lo que pasa en el cierre de oficinas, el goteo de
salidas en las entidades asociadas a la CECA siguen siendo superiores.
En 2017 dejaron su trabajo en estas firmas 2.398 personas, para situar
el número de empleados en 72.344.
Mientras que la cifra de despidos se reduce a 1.621 si se analizan solo
los bancos de la AEB.
En conjunto, la plantilla de bancos y excajas ha
disminuido un 31,6% en el sector desde 2008, aunque el porcentaje se
eleva al 39,3% si únicamente se tiene en cuenta a las firmas adheridas a
CECA. Solo en 2017, el recorte de plantilla se sitúa en un 2,1%, que se
eleva a un 3,2% en el caso de las asociadas a la Confederación Española
de Cajas de Ahorros (CECA).
Varias fuentes financieras aseguran que tras estos drásticos
recortes, “las salidas seguirán, pero serán mucho más moderadas”.
Fuentes sindicales, de hecho, mantienen que “la fusión de las redes de Santander y Popular
supondrá también salidas de empleados, pero estamos convencidos de que
serán inferiores a ajustes anteriores”.
La razón, la firma que preside
Ana Botín no quiere cerrar demasiadas oficinas urbanas. Además, está
embarcada en un proyecto para crear sucursales mucho más grandes, que
necesitan más empleados por agencia.
Un estudio del BCE señala que en España el número medio de empleados
por sucursal es de 6,5, frente a los 13,1 del conjunto de Europa. Por
cierto, Santander ha comenzado a fusionar unas 200 sucursales suyas con
las de Popular.
Fuentes sindicales aseguran que esta iniciativa se debe a
que una gran parte de estas oficinas estaban prácticamente al lado, y
lo que ha hecho la entidad que preside Ana Botín es trasladar a los
trabajadores de Popular a la agencia de Santander, pero con sus
ordenadores y con sus clientes.
“Aún no es una unión de redes por su
fusión. En el caso actual los empleados de Popular y Santander pueden
compartir local, pero no clientes”, explican estas fuentes.
Volviendo al tema inicial, este cierre masivo de oficinas en la
última década ha provocado que 1,3 millones de españoles de zonas
rurales, según datos de 2016, hayan sido excluidos financieramente al no
tener oficinas bancarias en su zona de residencia.
Las
últimas
estadísticas del Banco de España indicaban que hasta un 70% de los
pueblos de menos de 100 habitantes, y más de la mitad de los pequeños
municipios de todo el país ya no tienen sucursal en sus territorios.
Esta
exclusión financiera ha logrado sensibilizar a
las entidades, o puede que haya sido por alguna recomendación de los
supervisores, pero lo cierto es que en el sector se ha abierto un debate
para buscar vías de colaboración entre el conjunto de los bancos. Una
de las ideas es crear oficinas multimarca en las zonas rurales, aquellas
donde no hay sucursales para que el cliente pueda realizar su
operativa.
El proyecto pasaría por compartir locales, pero cada entidad se
turnaría en días de la semana. Esta iniciativa, gestada entre los bancos
de la AEB, o por lo menos comentada por esta asociación, no sería la única fórmula de colaboración que analiza la banca.
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centros tecnológicos, incubadoras y aceleradoras fintech,
crear una tarjeta de crédito común, o plataformas como ocurrió con la
aplicación de pequeños pagos inmediatos Bizum o con la fusión de los
tres medios de pago existentes hasta ahora (Servired, 4B y Euro 6000),
forman parte de este debate abierto para estrechar la colaboración en el
sector financiero, que permitirá ahorrar costes.
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