alicanteconfidencial@gmail.com / "Sin el debate, sin la crítica, ninguna Administración y ningún país pueden triunfar y ninguna república puede sobrevivir" (John F. Kennedy) * Newsletter de opinión e influencia, sin afán de lucro ni subvencionado con dinero público o privado, fundado en 1982 por Francisco Poveda, periodista licenciado por la UCM desde 1976
martes, 13 de marzo de 2007
Conflicto entre accionistas de "El Corte Inglés" por discrepancias sobre el valor real de los títulos
MADRID.- Los auditores de El Corte Inglés que prestaron hoy declaración en el juicio que enfrenta a la compañía con una rama de la familia Areces por la venta de sus acciones afirmaron que desconocen el valor real de los títulos de la cadena de distribución y que sólo han calculado el valor teórico-contable.
El juicio que dirime la juez Miriam Iglesias, titular del Juzgado de lo Mercantil número 3 de Madrid, ha quedado visto para sentencia. Este conflicto se remonta a 2005, cuando César Areces presentó una demanda civil contra El Corte Inglés por no estar de acuerdo con el precio al que la empresa quería comprar su participación del 0,69% del capital social.
Este accionista reclama 98 millones de euros a razón de 196,4 euros por acción, mientras que la compañía le ofrece 35 millones, es decir, 74,9 euros por cada título de seis euros de valor nominal y 749,3 euros por cada uno de 60 euros de valor nominal, según explicó la abogada del demandante.
En la segunda jornada de la causa, los auditores de El Corte Inglés coincidieron en que la empresa dispone de una valoración teórica-contable de los títulos, basada en el valor patrimonial de la empresa dividido por el número de los accionistas, pero que no se ha realizado una valoración de mercado de la compañía porque la legislación financiera vigente ve incompatibilidades.
El ex auditor de "Deloitte", José Antonio Rodríguez, que trabajó más de diez años para la compañía y aún colabora con ella, reconoció la diferencia entre el valor teórico y el real de las acciones, así como en la metodología para determinarlos. "Son conceptos diferentes que pueden coincidir por casualidad", dijo. "Exacto no es, y que esté muy próximo, tengo mis dudas", agregó, al ser preguntado sobre si son conceptos coincidentes.
Por su parte, el actual auditor de El Corte Inglés, Juan José Roque, afirmó conocer exclusivamente el precio teórico contable de los títulos, y resaltó "la singularidad" de esta empresa familiar, que no cotiza en Bolsa, carece de deuda financiera y reparte dividendos mínimos, ya que los excedentes se destinan a inversiones para levantar sus propios inmuebles.
La abogada del demandante sostuvo que el precio que ofrece El Corte Inglés por su participación no recoge el valor de los inmuebles ni de sus planes inversores o de expansión, sino que sólo se limita al precio de los solares, actualizado exclusivamente con el IPC y no según la evolución del precio de la vivienda.
La defensa de los Areces Fuentes argumentó que la empresa adquirió el solar del edificio Windsor por 480 millones de euros, lo que contrasta con la valoración de los inmuebles de El Corte Inglés presentada por la propia empresa, de 2.600 millones de euros. Por su parte, los Areces Fuentes calculan el valor inmobiliario en 7.500 euros.
Asimismo, la abogada criticó el cambio de los estatutos en lo relativo a las transmisiones de acciones, por considerar que la empresa vulneró la legislación al modificarlos después de que directivos de El Corte Inglés no alcanzaran un acuerdo con César Areces sobre el precio de su participación.
Por una parte, los nuevos estatutos establecen que los títulos se valoran en función del valor en libros, en lugar de basarse en el valor de mercado, como los anteriores y, por otra, impiden venderlos a terceros. "No se puede tener al socio cautivo de sus acciones, porque o se mantiene como accionista o vende al precio teórico-contable, que supone la expoliación de al menos las dos terceras partes del valor de la acción", argumentó la abogada.
Al final de su alegato, la defensa de los Areces Fuentes solicitó una sentencia que obligue a El Corte Inglés a pagar las acciones de César Areces al valor real, o que sea un auditor nombrado por el Registro Mercantil el que decida sobre el precio a pagar y no el consejo de administración. También reclama que se puedan vender los títulos a terceros.
Por su parte, el abogado de El Corte Inglés sostuvo que la finalidad de este procedimiento judicial no es decidir sobre una valoración de la compañía y sus acciones, sino dilucidar si el consejo de administración actuó correctamente a la hora de modificar los estatutos sociales.
Sobre el cambio de estatutos, el letrado recordó que el Juzgado de lo Mercantil ya rechazó la impugnación de los acuerdos de la junta de accionistas presentada por los demandantes el pasado mes de noviembre. Así, aseveró que "El Corte Inglés ha actuado correctamente y no ha incumplido ninguna norma legal".
El letrado adujo además que los hermanos Areces Fuentes reclaman una valoración de sus acciones que responde "a lo que querrían que fuera El Corte Inglés". "No estamos ante una sociedad cotizada, ante una sociedad con ese nivel de liquidez", y recordó que el único mercado en el que circulan las acciones de la cadena de distribución es la propia compañía.
El abogado de El Corte Inglés atribuyó este conflicto a que se trata de la primera vez que un accionista, que deseaba vender su participación en la compañía, no acepta el precio propuesto por el grupo de distribución. "Ha habido siempre acuerdo para todo", dijo, tras indicar que César Areces es el primer titular en desacuerdo con el precio que quiere pagar la compañía.
Este contencioso se arrastra desde 2005, cuando César Areces y sus tres hermanos presentaron una demanda civil contra El Corte Inglés tanto por las diferencias en la valoración de su participación de más del 2,5% del capital social como por la imposibilidad de venderla a personas ajenas a la familia.
Para los Areces Fuentes, el valor de mercado de El Corte Inglés se sitúa entre 14.700 y 16.600 millones de euros, 2,3 veces más de lo recogido en los libros, mientras que El Corte Inglés valora el grupo en 5.573 millones. Así, para estos accionistas, la diferencia significa pasar de ingresar 419,27 millones a 159,9 millones por la venta de su participación.
Los Areces Fuentes (sobrinos del fundador Ramón Areces y primos del actual presidente de El Corte Inglés, Isidoro Alvarez, en la fotografía superior) también se oponen a los nuevos estatutos que aprobó la junta de accionistas después de que la compañía les dejara patente su desacuerdo con la valoración que hacían de su parte del capital.
Según estos nuevos estatutos, los títulos se valoran en función del 'valor en libros' en lugar de basarse en el valor de mercado, como estipulaban los anteriores. Por eso, estos accionistas minoritarios impugnaron el cambio, al tiempo que pidieron medidas cautelares de suspensión que fueron desestimadas por el tribunal.
Por su parte, El Corte Inglés argumenta que los nuevos estatutos, que cambiaron lo relativo a la transmisión de acciones, son 'válidos' y gozan de 'presunción de legalidad' porque contaron con el apoyo del 85% de la junta de accionistas y ya están inscritos en el Registro Mercantil. Isidoro Alvarez controla el 57% de la sociedad.
El gigante español de la distribución alega además que el precio que reclama la familia Areces Fuentes por su participación es 'especulativo y totalmente alejado de un valor razonable, porque se basa en estimaciones futuribles de carácter indeterminado e incontrastable'. Por el contrario, sostiene que el precio que ofrece la compañia es 'justo'.
Si la demanda civil prospera, es probable que otras ramas de la familia se planteen la posibilidad de salir de la compañia, lo que, según algunos miembros, podría obligar a Isidoro Alvarez a sacar la compañia a Bolsa, una opción a la que se ha resistido hasta ahora.
Algunos expertos advierten además de que la demanda civil podría desatar la crisis de sucesión en el El Corte Inglés que lleva tiempo fraguándose, ya que Isidoro Alvarez, tercer presidente de los grandes almacenes en sus 72 años de vida, no tiene descendencia y, según algunos miembros de la familia, no ha preparado el camino a un sucesor para que tome las riendas de la empresa.-(Agencias)
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Cuando Abril Martorell, vicepresidente de Gobierno y ministro de Economía con Adolfo Suárez, llamaba a Ramón Areces, entonces presidente de "El Corte Inglés" , éste nunca cogía el teléfono. Hasta que Fernando Abril le "amenazó" y logró hablar con él. Los que estaban presentes, nada supieron de la conversación, pero al colgar el aparato, Areces se puso a chillar a "voz en grito". "¿Por qué quieren mandar sobre mí? ¡Que gobierne bien "su" Estado que éste "otro"("El Corte Inglés") es mío y lo gobierno yo!". "El Corte Inglés" es el induscutible "emperador" de los monstruos comerciales y grandes superficies, y su actual dirección, en la "Escuela Areces", guarda celosamente los "principios fundamentales". Es "otro" Estado autoritario dentro del Estado, que influye en el comercio, "marca el paso" a los sindicatos, cuida "la higiene mental" de sus trabajadores y dicta las normas de seguridad. Según Isidoro Álvarez, hoy presidente y máximo accionista, "no hay quien pueda con nosotros"
Con su Brigada Político-Social, Isidoro Álvarez Álvarez controla el estado de opinión de sus empleados y neutraliza a los desleales. Diseña con destreza la desinformación y mantiene a raya a cualquier sospechoso. Su tío Ramón, conocido en los años veinte como chico para todo, le dejó a su muerte (el 31 de julio de 1989), un coloso comercial que abarca muchas actividades. Areces fundó en Madrid, en 1935, una pequeña sastrería, cuna de un vasto imperio sustentado por una gestión sin escrúpulos y la opacidad absoluta. Entre las directrices que dan a sus nuevos empleados, sobre todo a nuevas contratadas, está la que establece que "El Corte Inglés se lleva en la mente y el corazón, pero de boca para fuera, nada de nada".
Si Galerías Preciados contó con las simpatías del franquismo, El Corte Inglés "simbolizó" la modernidad y transición para consolidar el libre mercado, según el enriquecido Miguel Boyer, implantado en la égida de los Gobiernos socialistas. El Corte Inglés está constituido por Viajes El Corte Inglés, Tiendas El Corte Inglés, Hipercor, Informática El Corte Inglés, Centro de Seguros y, cómo no, Seguros El Corte Inglés. La vicepresidencia la ocupa Luis Areces Rodríguez, y Juan Manuel de Mingo y Contreras, la secretaría. La administración la dirige José Antonio Álvarez López; la dirección general, César Álvarez, y Recursos Humanos, José María Alcañiz. A esta nómina de sociedades hay que sumar otras empresas participadas y dirigidas por testaferros y ejecutivos de confianza. Podemos adelantar que el imperio de Isidoro Álvarez se adentra en amplios sectores del universo financiero, la gran banca, transportes mercantiles (aéreos, terrestres y marítimos), industria editorial, sector energético e hidráulico, el disputado cable, las telecomunicaciones, los negocios agropecuarios, así como fábricas, exportaciones e importaciones, inversoras para nuevos mercados, fundiciones, acerías y cuanto queramos"imaginar", incluso industrias de armamento y fabricación de municiones. Asimismo, El Corte Inglés es el principal proveedor de uniformes, pertrechos y vituallas del Ejército español, prendas castrenses elaboradas en talleres clandestinos y carcelarios. Los presos que trabajan para El Corte Inglés cobran menos de la cuarta parte de lo que les corresponde. Pero el ministro de Justicia también hace lo que José María Aznar ordena, como buen jefe de la centuria gobernante que es. Todo queda en casa, como es fácil adivinar.
Por su parte, Induyco, primera firma española de confección textil, está controlada por la fundación Ramón Areces, propietaria de todo el capital. Esta filial de El Corte Inglés la componen Industrias del Vestido, Invesgen, Investrónica Sistemas y Confecciones Teruel. La facturación del conglomerado comercial e industrial superaba el billón de pesetas anuales antes de la adjudicación espúrea de Galerías Preciados. Hoy podríamos estar refiriéndonos a seis o siete "billones" de pesetas sin aplicar ningún índice corrector. Por supuesto, estas cantidades astronómicas de facturación anual, no figuran en la contabilidad abierta; es decir, la que recibe la Hacienda Pública. Porque El Corte Inglés, bien lo sabe la Inspección Fiscal, tiene tres contabilidades para hacer y deshacer a su antojo. No en vano colabora con el Gobierno de turno en todas las ilegalidades y componendas que éste le pida. Pongamos un ejemplo. Cuando se produjo la gran nevada en Galicia, hace más de siete años, quedó incomunicado un buen número de pueblos y aldeas de las comarcas más alejadas y, en muchos casos, sin protección alguna, y sin mantas ni avituallamientos. Ante tales imprevisiones y tanta negligencia, las críticas no se hicieron esperar. Para intentar atajarlas, Mayor Oreja, a cuyo ministerio (Interior en el Gobierno del PP) le corresponde la responsabilidad en casos como el mencionado, salió al paso declarando que "todos están perfectamente atendidos y han recibido muchos alimentos y las dichosas mantas, que es lo que más necesitan".
Una mentira tras otra como a la que cada día nos tiene acostumbrados. Porque lo cierto es que las dichosas mantas nunca llegaron a su nada dichoso destino. Pero como el ministro de Interior del Gobierno del PP había realizado tales declaraciones, y ante la posibilidad de que algún grupo opositor (¿?) exigiese responsabilidades al Gobierno, un emisario ministerial llamó inmediatamente a El Corte Inglés para que les enviasen millares de las dichosas mantas de las que habló Mayor Oreja, pero fechando la factura quince días antes de la "informal" comparecencia del ministro. Para más abundamiento, las dichosas mantas de Mayor Oreja fueron arrinconadas en uno de los zulos de Interior, y allí permanecieron al menos durante todo el año siguiente. Así siguen haciendo, siempre ayudados por los de El Corte Inglés, que lo hacen a cambio de continuar siendo los principales proveedores del Estado. A la dirección de El Corte Inglés no le importa entregar cuantas falsas facturas millonarias le solicite el Gobierno del PP. Lógicamente, pagando el correspondiente impuesto revolucionario para engordar la tesorería del partido y, por supuesto, las cuentas corrientes de sus promotores e intermediarios.
Pero antes de seguir con la verdadera historia de El Corte Inglés, y de su actual y heróico presidente, parémonos un momento para denunciar algo que nos ocurrió a quienes trabajamos en esta publicación, y ya antes de salir el primer número a la venta. La dirección del coloso envió un mensajero (amigo de Isidoro y conocido nuestro), para que aceptásemos publicidad de El Corte Inglés, sin pedirnos nada a cambio. La rechazamos tajantemente, no porque supiésemos que a la larga y a la corta intentarían ponernos el dogal, sino porque hemos decidido no aceptar publicidad alguna de monopolios, grandes empresas, multinacionales y oscuras firmas que pululan por doquier. Escrito queda.
Vayamos ahora con el sobrino predilecto de Ramón Areces. El hombre que rige los destinos del coloso y, directamente, la vida de más de ciento cincuenta mil personas, es Isidoro Álvarez Álvarez, ejecutivo que sigue milimétricamente todos y cada uno de los pasos de su tío Ramón Areces. Álvarez es el prototipo del superpatrón. Oscuro como su antecesor, hasta tal punto se identifica con los métodos de Areces, que persiguió y secuestró la publicación de un libro sobre los negocios y trapicheos del coloso comercial, Biografía de El Corte Inglés, escrito por el periodista Javier Cuartas después de una ardua, impagable y obstaculizada investigación. A través de sus páginas, Cuartas daba a conocer sólo parte de la vida y milagros de Ramón Areces y Pepín Fernández, así como el auge de los dos faraónicos negocios españoles de postguerra, y el posterior desarrollo quinquenal de la economía franquista. Es decir, que toda la "historia oficial" de El Corte Inglés está plagada de mentiras de la primera palabra hasta la última.
En Biografía de El Corte Inglés, Javier Cuartas desmitifica uno tras otro los pasajes heróicos y las hazañas bélicas del mitómano Ramón Areces, divulgando "las verdades del barquero" de una vida nada ejemplar repleta de trapisondadas, engaños, traiciones y estafas. En esa misma senda y escuela está Isidoro Álvarez. Con sus modales protomafiosos, Areces llegaría a la presidencia del negocio, pero no al poco tiempo de incorporarse como dicen los hagiógrafos de encargo, sino 26 años después de lo que esas plumas mercenarias escribieron de oídas todo cuanto el propio Areces les quiso dictar. En otro capítulo, el libro de Cuartas recuerda el modelo paternalista de la filosofía empresarial en la relación con los trabajadores, así como la rígida estructura jerárquica de mando entre la cúpula y los cuadros intermedios, y entre las jefaturas de sección y los dependientes, el escalafón inferior según Isidoro Álvarez.
Los editores de Espasa-Calpe, proveedores de los grandes almacenes, aceptaron la sugerencia del poderoso cliente, y la tirada completa de Biografía de El Corte Inglés, 20.000 ejemplares, desapareció de la circulación inmediatamente. El responsable de publicaciones de Espasa-Calpe, Ramón Pernas, Moncho, declaró entonces que "la edición se detuvo porque el original de Javier Cuartas no se ajustaba al encargo inicial que le hicimos". Cuando los medios de comunicación se hicieron eco del secuestro, Ramón Pernas, Monchito le llama Álvarez, recurrió a la perogrullada de los "desfases habituales en los pasos de producción editorial" para que "ustedes entiendan esa aparente existencia de un libro que nunca llegó a existir". Pero ni por ésas, pues la historia de Cuartas está inscrita en el ISBN del ministerio de Cultura con el número 84-239-6230-X. Así figura en el registro oficial para quien desee comprobarlo. El periodista Ramón Pernas, Moncho, fue inmediatamente pescado por El Corte Inglés para que ocupara un alto cargo en el organigrama de la Casa. Por supuesto, con salario de oro, fórmula empresarial tópica que gratifica los servicios prestados de cortesanos y amigos. Antes, el triunfador Moncho Pernas ya había materializado su enjuague en beneficio propio, pues ya estaba fichado en secreto por El Corte Inglés, a canbio de ser retribuido con 50 millones de pesetas anuales sin incluir gastos de representación y otras minucias. Buena parte de ese monto lo percibe en dinero negro -no en vano está en buen colegio- para no declararlo a la Hacienda Pública. Pernas fue nombrado director general de El Corte Inglés por Isidoro Álvarez, en agradecimiento a los servicios prestados (corriente dominante en las cuadras periodísticas y literarias), para que se pusiese al frente de una nueva sociedad, Ámbito Cultural, costituida exclusivamente para sondear y conocer las opiniones de cada redacción y así poder acercar a los periodistas influyentes a su esfera de control.
Pero Ramón Pernas aún hizo más, porque logró un acuerdo económico entre Espasa-Calpe y El Corte Inglés para "crear" el bien dotado Premio Primavera, que coordina y concede el propio Ramón Pernas desde el imperio del triángulo, como le llama Javier Cuartas. Naturalmente, Espasa-Calpe hizo el negocio del siglo con la inyección millonaria que le vino del coloso, y El Corte Inglés pasó a controlar otra empresa de la industria cultural. Por el contrario, las amenazas de muerte a Cuartas le han llovido desde que tuvo la osadía de escribir contra la Casa. La última, estando ya Pernas en la dirección de Ámbito Cultural, la sociedad dedicada a la compra-venta de periodistas. "No olvides que nosotros somos la mayor sociedad anónima de España y tú eres de carne y hueso". Luego, Moncho Pernas comentó que "no se trata de ninguna amenaza". Si frase de tal jaez no es una amenaza de muerte, "apaga la luz y vámonos". La segunda aparición del libro corrió a cargo de editorial Límite.
Para el ingenuo y bien intencionado responsable de cultura en TeleK, suponía "la victoria de la Libertad de Expresión ante la dictadura del caciquismo económico". Porque lo cierto es que prevalecieron las voces discordantes, como la del enriquecido periodista-empresario Paco Lobatón, (¿quién sabe qué?), que ardorosamente criticó muchas veces la osadía del autor. Téngase en cuenta que El Corte Inglés, Hipercor y Tiendas de El Corte Inglés eran los máximos soportes publicitarios de su infame y reaccionario programa. Mucho ha aprendido Jesús Polanco, aunque en poco tiempo, de su amigo, socio y valedor Isidoro Álvarez. Moncho Pernas es hoy el correo del zar entre ambos colosos.
¿Partidos o Cosa Nostra?
Todo lo anterior es sólo un botón de muestra de cuanto se hace con al dictado del amo y de la dirección de El Corte Inglés, la Casa, en muchos despachos de otras empresas, sobre todo periodísticas, imponiéndose su criterio de lo que deben o no escribir sobre éllos. En la medida que la Casa aumenta su poder, las presiones de El Corte Inglés sobre las empresas periodísticas, y sobre degradados y agradecidos profesionales, se incrementan proporcionalmente. Cada vez de forma menos sutil, pero siempre implacable y contundentemente. Ángel Baturell, director de Relaciones Externas, era uno de los encargados de realizar las visitas a las redacciones (informaremos oportunamente con nombres, fechas y contrapartidas) para evitar la publicación de noticias en las que podía aparecer su empresa.
El celo para preservar la "imagen corporativa" de la Casa ante cualquier contaminante, ha sumido a los directivos en una tremenda obsesión, una paranoia increíble que les lleva a protagonizar acciones estrafalarias. Un ejemplo, muy conocido en la profesión, lo protagonizaron tres dirigentes medios de El Corte Inglés, que pagaron elevadas sumas de dinero, en nombre de Isidoro Álvarez, para destruir 100.000 ejemplares del suplemento dominical que se vende encartado en algunos diarios de nuestro país. El motivo de la nada excéntrica decisión era una sencilla crítica de un periodista gastronómico sobre la calidad del menú en uno de sus restaurantes. Los datos y documentos sobre los silencios mafiosos en prensa, sobre "talleres clandestinos" que trabajan para EL Corte Inglés, evasión de capitales, pago de comisiones a cargos públicos, policías o jueces, y sobre corrupciones de todo tipo, los dejaremos para próximos capítulos. Este tipo de intromisiones demuestra, sólo en parte, los largos tentáculos de presión y sobornos que posee El Corte Inglés y, en particular, Isidoro Álvarez, su gran padre padrone. Siniestra influencia de la que, con soberbia, se jactaba el director de Relaciones Externas, quien declaró públicamente en la cena anual de fraternidad con periodistas afines, que "nos gastamos miles de millones de pesetas en publicidad todos los años para que la prensa no hable de nosotros".
Sumar "Galerias Preciados"
Cuando la dirección de El Corte Inglés quiere deshacerse de alguno de sus empleados incómodos, utiliza su particular sindicato vertical, FASGA, para que presione al trabajor o a la trabajadora, y le "haga entrar en razón". FASGA está financiado y patrocinado por fundaciones de El Corte Inglés y tiene "sedes" en casi todos sus almacenes y tiendas. Si algún trabajador o trabajadora no cede, "empiezan a hacerle la vida imposible, obligándole a realizar los trabajos más incómodos y desplazándolo constantemente e incluso, amenazándole con hacer públicos los datos confidenciales que El Corte Inglés tiene ilegalmente en sus ficheros policiales". Por supuesto, estos "detalles insignificantes" nunca aparecen reflejados en periódicos, emisoras de radio o cadenas de televisión. Propietarios y direcciones de estos medios democráticos, como los periodistas que se llenan la boca diciendo que defienden la Libertad de Expresión, entienden muy bien el mensaje, acatando las directrices y loa deseos de la omnipotencia rectoral de El Corte Inglés. En 1995, Isidoro Álvarez le había echado el ojo a Galerías Preciados, su "viejo" competidor. Las dificultades financieras que atravesaba Galerías Preciados ponía en franquicia el ansia expansionista del gigante verde. La insuperable oferta del imperio del triángulo, que estaba sobre la mesa del empresario Miguel Boyer, superministro de Economía y Hacieda, era demasiado atractiva.
De aquella tacada, Álvarez le resolvía una difícil papeleta al Gobierno de Felipe González, pues éste había permitido el expolio sistemático del patrimonio expropiado a RUMASA (atrocidad jurídica del felipismo como otras muchas), cuyo saneamiento sigue costándole miles de millones al erario público. El Corte Inglés lograba, por un coste ridículo, controlar la mayor cuota de mercado y, al tiempo y por idéntico ridículo precio, conseguía la propiedad de otro capital inmobiliario que los auditores valoraron públicamente en más de un billón de pesetas. Aún en este apartado, debemos reseñar que, desde hace años, la División Inmobiliaria "fantasma" de El Corte Inglés potencia el fructífero negocio para la adquisición de edificios y viviendas que el ayuntamiento correspondiente declara ruinosos, o de los que sus dueños deciden desprenderse por resultarle imposible los costes de la rehabilitación, restauración, derribo o reconstrucción. En el caso del ayuntamiento de Madrid, el negocio compartido tiene todos los puntos oscuros por haber. Con el ultraconsevador alcalde José María Álvarez del Manzano, El Corte Inglés ha llegado a la cumbre de sus mayores componendas. Dos ejemplos claros, para no alargarnos. El primero, los cortes de calles solicitados por Isidoro Álvarez, para facilitar el acceso al nuevo Hipercor del popular barrio de Carabanchel, lo que ha provocado, aunque vanamente, las protestas de todo el vecindario. El otro, la utilización del aparcamiento público como negocio privado en la Tienda de El Corte Inglés de la madrileña calle Princesa. Por descontado, con buenas comisiones por medio.
Para darle más emoción al enjuague que Isidoro Álvarez propuso para adquirir Galerías Preciados, los diseñadores de la operación afirmaban que "adquirir Galerías tiene muchos inconvenientes y ninguna ventaja. Se trata de una operación complicada ,y si se acomete, es por criterios no objetivos". Todo esto, después de que Galerías Preciados pasase por las manos de varios propietarios. Desde Santiago Foncillas y Ruiz-Mateos, a Gustavo Cisneros (el poderoso empresario venezolano, amigo de Julio Feo y Felipe González), el grupo británico Mountleigt, hasta Fernando Sada y Justo López-Tello. Todos obtuvieron tajadas millonarias en cada traspaso ilegal.Los beneficios de tan fugaces dueños, que adquirían estos grandes almacenes a precio simbólico, están certificadamente cifrados (vía judicial, a través de auditores públicos), en un billón 300.000 millones de pesetas que han salido de la Tesoría del Estado.
Como resulta habitual, las comisiones de los intermediarios suman miles de millones. En el despacho del letrado Fabián Márquez, dirigente de CEOE (inscrito en el Colegio en el 91, número 45208), diseñaron la operación asalto en Galerías Preciados. No intervino ningún asesor empresarial, pues la negociación se llevó desde fuera, en secreto, absoluto sigilo y complicidad", como afirma un Auto de Delitos Monetarios. La minuta del despacho fue millonaria para no dejar atrás a sus colegas.
Como resultado de la adjudicación, unas 2.000 personas, de una plantilla de 7.308, fueron a la calle. La representación del colectivo señaló que "la mayoría de admitidos está a punto de cumplir 55 años, lo que significa que pronto serán jubilados. Para nosotros, esa compra fue totalmente especulativa y realizada en fraude de ley, pues el artículo 44 del Estatuto del Trabajador dice que, cuando una empresa compra otra, tiene que hacerse cargo de la totalidad de la firma, incluso de toda la plantilla. Lo que ha hecho "El Corte Inglés" ha sido obviar este artículo, dejando a 2.300 personas en la calle". Viendo el derrotero que seguía el propietario definitivo, "los damnificados planteamos un recurso contencioso-administrativo, porque la concesión se ha realizado en fraude de ley". Cuando Isidoro Alvarez adquirió Galerías Preciados, el problema del "excedente laboral ya estaba resuelto".
Javier de Paz, que fue director general de Comercio Interior del Gobierno socialista, y antes secretario general de Juventudes Socialistas y diputado del Congreso, apelaba burdamente al "buen criterio de los interlocutores sociales" (CC OO, UGT y FASGA), haciéndoles saber que "nos atrevemos a reiterarles nuestra preocupación por la convocatoria de movilizaciones. No nos parece demasiado oportuna para lograr los objetivos en los que coincidimos". Días después, la movilización fue desconvocada. Sería entonces cuando empezaron los enfrentamientos con los falsos sindicalistas que hacían de esquiroles por mandato expreso de El Corte Inglés y recomendación del socialista Javier de Paz, grupo que integraban las tres centrales sindicales citadas, sumisas y claudicantes, unidas en un frente común contra las personas despedidas. Su enemigo era el Sindicato Unitario (SU), pues exigía "la recuperación de la unidad de acción para mantener la solidez contra la desintegración". Actualmente, muchas de aquellas personas, sindicalistas auténticas, que habían pertenecido a CC OO, están afiliadas a la CGT y, como antes, son verdaderos líderes del sindicalismo de clase. El 31 de mayo de 1995, los auténticos sindicalistas emitieron un comunicado, en el que advertían al resto de sus compañeros sobre el oscuro ofrecimiento de El Corte Inglés, considerándolo como "el peor de todos" e informándoles que "la plantilla de "Galerías" está siendo presionada con esta oferta, bajo el chantaje del impago de salarios, el miedo a que una oferta más débil no sea capaz de reflotar la empresa y la angustia que provoca una crisis tan larga".
En aquel mismo documento, denunciaban que el Estado iba a desembolsar 12.000 millones de pesetas en concepto de "jubilaciones anticipadas e indemnizaciones por despido", destacando un detalle omitido por los medios, pues "al hacer desaparecer el nombre de "Galerías Preciados", no permiten valorar los miles de millones que en concepto de Fondo de Comercio supone dicha marca". Según denunciaron, los firmantes del "Protocolo de Empleo" "se bajaron los pantalones", renunciando a convocar elecciones sindicales hasta 1997, "cuando la Ley obliga a celebrar elecciones a los seis meses de iniciada la actividad laboral en cualquier empresa". Los representantes de FASGA, UGT y CC OO concertaron un contrato social para constituir la "Asociación de Colaboración con los trabajadores de Galerías Preciados". Según decían, la finalidad era "defender los intereses de todos los asociados en la colaboración de la búsqueda de trabajo en empresas de "El Corte Inglés", así como la obtención de mejoras económicas reconocidas en el Expediente de Regulación de Empleo" (ERE), en caso de no obtener trabajo con el nuevo propietario. Un artículo del mismo documento señala que "el patrimonio de la Asociación estará constituido por aportaciones de todos los asociados". Como siempre hacen las direcciones de UGT y CC OO (sin referirnos al fantasma FASGA), al atenuarse el conflicto, olvidaron sus promesas.
Los que no firmaron el contrato, decían que, "si la empresa ha cerrado, es decir, si se ha producido un ERE en función de los contratos, el trabajador tiene derecho a su FOGASA". Los responsables de los tres sindicatos burocráticos y oficialistas, "que se plegaron a las exigencias" de El Corte Inglés, quisieron desmontar cualquier oposición, ofreciendo en bandeja de plata a Isidoro Álvarez Álvarez "un futuro de paz social y de sumisión absoluta para "su" Nuevo Orden".
BPS en El Corte Inglés
Las empleadas y los trabajadores no admitidos (casualmente, los más batalladores en defensa de la dignidad personal y el puesto de trabajo), denunciaban constantemente lo que se les venía encima a quienes se prestaran a seguirle el juego al propietario y a la dirección de El Corte Inglés. En una nota desesperanzada, concluian que, "respecto a la situación personal de muchos de los compañeros comprendidos en el segmento más destacado por su edad avanzada, estado civil o simpatías sindicales, la "Brigada Político-Social" de "El Corte" procesará todos sus datos. En un programa informático, irá cruzando los factores negativos, y los comportamientos más humanos tendrán la máxima valoración de riesgo. Se quedarán fuera. "El Corte" quiere mercancías, no personas portadoras de derechos".
En este punto, hay que reseñar que las actuaciones ilegales de la empresa de seguridad Prosegur, contratada por El Corte Inglés, están a la orden del día. Desde persecuciones y palizas a quienes roban mercancías en sus almacenes, hasta presiones, chantajes y amenazas a los funcionarios públicos que proceden contra sus agresiones impunes y detenciones ilegales. Aunque este capítulo también lo dejamos para próximas ocasiones, debido a los densos datos que disponemos, queremos reseñar que, contra todas las leyes vigentes, la seguridad de El Corte Inglés ha detenido ilegalmente a sospechosos por el mero hecho de parecerles que habían sustraído algunas mercancías, aunque después comprobasen que no había sido así. Los empleados de Prosegur, también dedicados a la vigilancia y transporte de fondos, tienen órdenes estrictas de la dirección de El Corte Inglés para que fichen a quienes sólo parezcan ladrones, sospechosos y alborotadores, y que pudieran estorbar en sus instalaciones.
Las brutalidades de Prosegur en El Corte Inglés se cuentan por millares. En el mejor de los casos, cuando detienen a una persona, la llevan al sótano de seguridad, obligándola a denudarse antes de ficharla policial e ilegalmente en sus ordenadores. Algunas han terminado en los tribunales de justicia, con el silencio cómplice competente, por denuncias y querellas de las pocas víctimas que se han atrevido a seguir adelante. Cuando eso ocurre, las presiones sobre comisarios-jefes, inspectores de policía, jueces de instrucción y algún que otro magistrado que respeta la legalidad vigente, no se hacen esperar. Sueles ser llamados al orden, bien por el jefe superior, el director general o el ministro de turno para "dejar las cosas como están".
Por otro lado, en esta entrega, aunque sólo sea de pasada, queremos denunciar que, ni el ministerio de Sanidad, ni medio de comunicación alguno, han dicho una sola palabra de que El Corte Inglés es el mayor importador de carne vacuna inglesa con el síndrome Creutzfeldt-Jakob. Es decir, carne de las mal llamadas vacas locas británicas. Tampoco nadie ha denunciado que El Corte Inglés es el concesionario único del pienso elaborado con harinas cárnicas, que tanto ha perturbado el mercado alimentario y, paralelamente, ha destrozado la ganadería española. Según la revista científica Nature, "las reses nacidas antes del mes de enero de 1993 están todas infectadas". El mismo año y fecha en los que El Corte Inglés empezó a presumir, con sus habituales y embaucadoras campañas publicitarias, de ser el "único importador de carne de vacuno inglés".
Comisiones e impunidad
Llegamos a otros aspectos que demuestran la impunidad y el poder de El Corte Inglés. En 1998, el juzgado de instrucción número 39 madrileño, investigaba las irregularidades de los contratos del AVE (Tren de Alta Velocidad) entre Madrid, Córdoba y Sevilla. Dicha investigación descubrió que la multinacional alemana Siemens utilizó cheques bancarios que compró en la Unión de Bancos Suizos (UBS), para abonar una serie de comisiones ilegales a funcionarios españoles durante el Gobierno de Felipe González. También, según otra diligencia indagatoria, El Corte Inglés realizó "canjes en España con cheques de idéntico origen, a cambio de dinero en efectivo que le había proporcionado Celestino Areces", ya fallecido, entonces miembro del consejo de administración de la Casa. Ramón José Areces, hijo del aquél y también directivo del gigante comercial, confirmó los hechos en la declaración que realizó en 1998 ante la magistrada María Teresa Chacón. Además de Areces, varios testigos reconocieron que en mayo de 1991, otra partida de 318 millones de pesetas fue trasladada, desde el edificio donde tiene El Corte Inglés las cámaras acorazadas, hasta la sede de la multinacional Siemens, utilizando un furgón blindado de la empresa Prosegur, celosamente vigilado por el propio Ramón José Areces, quien siguió a la comitiva conduciendo su moto Harley-Davidson. A pesar de que Ramón José Areces sostuvo que el dinero procedía del vencimiento de pagarés del Estado que tenía su padre, las contradicciones fueron tales, que acabó derrumbándose. Ramón José Areces jamás aportó ni un solo documento acreditativo sobre lo que dijo en falsedad testifical, sin que sus manifiestaciones pudieran sostenerse. Además, era un hecho probado que aquel envío millonario de dinero fue facturado por Prosegur a El Corte Inglés.
Todos esos acontecimientos pudieron conocerse gracias a la acusación particular. Según declaró su portavoz, "a pesar de la permanete obstrucción en la investigación por parte de los inculpados, que están detrás de todas las maniobras dilatorias para que la instrucción finalice sin la debida aclaración de los hechos o, si llegaran a conocerse, que sea cuando los responsables de aquéllos puedan invocar el instituto de prescripción". De esta forma, según la acusación, "la dirección de Prosegur optó por encubrir a tan importante cliente y no facilitó la información requerida por la autoridad hasta verse "comprometida" y en la boca del lobo". El albarán que prueba el canje de los 318 millones de pesetas entre El Corte Inglés y Siemens, con la mediación de Prosegur, no fue facilitado por la dirección de la firma de vigilancia y seguridad. Tendría que ser David Sharp (administrador de sociedades en el Canal de la Mancha) quien lo hiciera, y sólo al ser requerido por los jueces españoles.
Según consta en un escrito de la acusación particular, "es evidente que el Consejo de Administración, máximo órgano de dirección, recibe puntual información de lo que acontece en su empresa" y, por tanto, "si la cantidad canjeada por los cheques de Siemens correspondía a "activos" ocultos de El Corte Inglés, es obvio que la decisión tuvo que partir del Consejo de Administración". De esa forma, para la acusación particular es evidente que Isidoro Álvarez Álvarez estaba informado en todo momento de la operación canje de cheques, al menos desde que la dirección de El Corte Inglés fue requerida por los magistrados suizos, junio de 1996, y una vez que hicieron públicas las investigaciones sobre el caso.
No queremos aturdir con informaciones sobre hechos repugnantes y actuaciones intolerables que protagonizan los cuadros dirigentes de El Corte Inglés, hoy bajo la égida patriarcal y dictatorial de Isidoro Álvarez Álvarez, el actual presidente de ese "otro Estado autoritario y caciquil" que hace y deshace a su antojo, como un Estado más dentro del Estado que "gobierna" José María Aznar, autor literario de "España va bien", para los ricos de siempre y contra la mayoría. Ricos y poderoros como Isidoro Álvarez Álvarez y su impenetrable imperio mercantil, encabezado por El Corte Inglés.
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