jueves, 14 de junio de 2007

La industria aeronaútica asume el desafio de construir aviones más ecológicos


PARÍS. - Los constructores y los mecánicos se afanan en encontrar soluciones para que los aviones consuman menos carburante, lo que vendría muy bien a las cuentas de las compañías aéreas y al propio medio ambiente.

Con este propósito, unos y otros intercambiarán puntos de vista a partir del lunes, cuando se inaugurará la 47a. edición del Salón de aeronáutica y espacio de Le Bourget, a las afueras de París.

El transporte aéreo mundial es responsable de aproximadamente el 2% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2), que contribuyen al calentamiento global.

Pero este porcentaje amenaza con crecer, debido a un previsto aumento del tráfico en un 5% anual durante los próximos veinte años. Durante esas dos décadas los constructores cuentan con que se duplique la flota mundial de aviones comerciales, hasta casi 36.000 aparatos.

Por lo tanto el sector se ha propuesto reducir en un 25% el consumo de carburante antes de 2020, "lo que debería permitir a la industria limitar a un 2% su contribución a las emisiones de CO2", estima Bill Glover, director de estrategia medioambiental del constructor aeronáutico estadounidense Boeing.

Las compañías aéreas tienen dos objetivos en juego: contener su factura de carburante, que se ha disparado con la subida de los precios del petróleo, y cumplir con las normas medioambientales. La Comisión Europea prevé imponerles a partir de 2011 unas cuotas de emisiones de CO2.

El sector también dio recientemente un paso agigantado con la utilización de materiales compuestos para construir aviones de nueva generación. Gracias a estos materiales más ligeros, aliados a una aerodinámica óptima y a reactores más eficientes, el Airbus A380 y el 787 de Boeing prometen consumir un 20% menos que los modelos anteriores.

El próximo salto tecnológico vendrá de manos de los mecánicos que trabajan para mejorar los reactores.

Queda un desafío: el hallazgo de energías alternativas al queroseno, menos contaminantes y capaces de mantenerse en estado líquido a -50 grados.

Entre los posibles escenarios figuran los biocarburantes como el etanol, del que Brasil es uno de sus principales productores y se obtiene de la remolacha o de la caña de azúcar. Pero "se necesitarían campos del tamaño de Florida para cubrir el 10% de las necesidades de los transportistas estadounidenses", reconoce Philippe Rochat, de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA).

Por su parte, Boeing trabaja con General Electric y Virgin Fuels en un nuevo carburante a partir de algas.- (AFP)

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