En concreto, de los 105 juguetes analizados 21 han presentado irregularidades que pueden afectar a la seguridad de los consumidores, 13 han presentado incumplimientos de etiquetado, 48 han dado "correcto" en el informe del Laboratorio correspondiente y 23 informes de ensayo están pendientes de recepción en la Dirección General.
En cuanto al porcentaje de irregularidades de los productos de los que se tiene informe de ensayos, el 26 por ciento de los juguetes analizados presenta incumplimientos de seguridad, el 16 por ciento tiene irregularidades de etiquetado y el 58 por ciento ha dado "correcto" como resultado.
En este sentido, la Dirección General de Consumo aconseja que antes de adquirir juguetes se comprueben todas aquellas medidas que garantizan la seguridad de los niños como el marcado "CE", de forma visible, legible e imborrable, pues es la garantía de que cumplen todas las normas de seguridad europeas.
Además, la Comunidad recuerda a los consumidores que compren siempre juguetes que tengan las instrucciones en español e identifiquen con claridad al fabricante o agente importador. Los juguetes funcionales deben adjuntar las instrucciones de uso y precauciones que hay que seguir.
Los destinados a niños menores de tres años no deben tener piezas pequeñas que el pequeño pueda tragar o inhalar, y tampoco pueden estar fabricados con materiales que aumenten de tamaño si se mojan con saliva. Los elaborados con tela, como los peluches, deben ser resistentes al fuego, y los ojos, orejas, o adornos deben estar bien sujetos para evitar que se desprendan.
Asimismo, los juguetes químicos deben indicar su posible peligrosidad y las precauciones que hay que adoptar, los que funcionen con electricidad están limitados a una tensión máxima de 24 voltios y los triciclos, caballitos o coches deben ser lo suficientemente estables como para evitar el riesgo de vuelco. Por último, debe guardarse el ticket que servirá como aval en caso de reclamación.
Las tiendas especializadas y las grandes superficies vigilan sus propios productos y son muy exigentes a la hora de ponerlos a la venta. Cuando detectan alguna anomalía la notifican a la Administración y proceden a la retirada voluntaria del producto. El juguetero de confianza y las tiendas especializadas son los mejores consejeros en caso de duda.
La Comunidad de Madrid ha emitido, hasta el mes de diciembre, 115 alertas de productos que incumplían la normativa sobre seguridad y que, por lo tanto, han sido retirados del mercado. Esta cifra supone el 19 por ciento de las alertas emitidas por todas las comunidades autónomas y confirma el papel de la Comunidad de Madrid como la más activa en este sistema de actuación.
Además, ha realizado 337 actuaciones de las 527 alertas procedentes de otras Comunidades. Estas actuaciones han consistido en localizar al distribuidor en nuestra región, localizar los productos sospechosos, llevarlos al laboratorio correspondiente y dar los resultados definitivos tras el análisis de los mismos.
A través del Portal del Consumidor, disponible en www.madrid.org se ofrece información permanentemente actualizada de las alertas que generan tanto Madrid como el resto de comunidades.
La localización de productos inseguros tiene su origen en las inspecciones que efectúa la Administración y en las comunicaciones que realizan los productores y distribuidores, que están obligados por ley a notificar a Consumo los fallos que detecten en sus artículos y subsanarlos.
En otras ocasiones, las alertas también se generan a partir de las denuncias de los propios consumidores.
Aunque los inspectores de consumo están alerta todo el año, a partir de septiembre se inicia esta campaña específica, en la que se visitan toda clase de establecimientos, desde los conocidos como 'multimarca' o 'conveniencia' hasta las jugueterías especializadas y grandes superficies.
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