MADRID.- El PP vuelve a navegar por aguas agitadas. Las continuas apariciones públicas de Rodrigo Rato han puesto en alerta a los afines de Rajoy. El ex director gerente del Fondo Monetario Internacional sigue siendo un más que factible competidor y un posible candidato de unidad para los votantes populares.
El momento es clave: Rajoy se la juega en las elecciones gallegas, vascas y, sobre todo, europeas.
El diario Público asegura que si el PP no es capaz de ganar las elecciones europeas, el sector crítico del partido forzará un congreso extraordinario y Alberto Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre presentarán sus candidaturas a la Presidencia. Será entonces cuando Rato de la gran campanada.
Los ases de Rato
El que fuera vicepresidente del gobierno de Aznar tiene dos ases en la manga. El primero sería "su espiritu aglutinador". Tanto Gallardón como Aguirre provocarían la división del partido, mientras que con Rato esto no ocurriría: nunca ha perdido el contacto con la gente con la que trabajó y tampoco se ha desconectado del resto del partido.
El segundo, le viene dado: sería "la solución a la crisis". Y es que el político es considerado por muchos como el artífice de sanear las cuentas en sus ocho años al mando del ministerio de Economía.
Aunque públicamente, el discurso es afirmar que sus relaciones con Rajoy no son malas, en el ámbito privado, Rato ha manifestado sus discrepancias con la dirección nacional, sobre todo, por no contar con él para definir la estrategia económica frente a las medidas de Zapatero.
El momento es clave: Rajoy se la juega en las elecciones gallegas, vascas y, sobre todo, europeas.
El diario Público asegura que si el PP no es capaz de ganar las elecciones europeas, el sector crítico del partido forzará un congreso extraordinario y Alberto Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre presentarán sus candidaturas a la Presidencia. Será entonces cuando Rato de la gran campanada.
Los ases de Rato
El que fuera vicepresidente del gobierno de Aznar tiene dos ases en la manga. El primero sería "su espiritu aglutinador". Tanto Gallardón como Aguirre provocarían la división del partido, mientras que con Rato esto no ocurriría: nunca ha perdido el contacto con la gente con la que trabajó y tampoco se ha desconectado del resto del partido.
El segundo, le viene dado: sería "la solución a la crisis". Y es que el político es considerado por muchos como el artífice de sanear las cuentas en sus ocho años al mando del ministerio de Economía.
Aunque públicamente, el discurso es afirmar que sus relaciones con Rajoy no son malas, en el ámbito privado, Rato ha manifestado sus discrepancias con la dirección nacional, sobre todo, por no contar con él para definir la estrategia económica frente a las medidas de Zapatero.
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