MADRID.- La subasta de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) se retrasará, como mínimo, hasta finales de año, muy lejos del plazo inicial que se había dado el Banco de España para adjudicar la entidad. Así al menos lo considera Manuel Navarro, secretario general del Sindicato Independiente de Caja Mediterráneo (Sicam), en unas declaraciones concedidas a El Boletín.
Navarro señala que el proceso se está estancando debido, en parte, a que “aún está pendiente el informe de viabilidad” que se le iba a realizar a la CAM, y no se sabe nada de las “auditorías externas”. En un primer momento se había manejado la primera quincena de septiembre para que se conociera el comprador de la CAM, pero este plazo ya se da por descartado, teniendo en cuenta además que el Banco de España tendrá en los próximos días que acometer la recapitalización del resto de grupos de cajas que no alcanzan el mínimo de solvencia requerido.
Tal y como ya publicó este diario, las dificultades de encontrar un comprador para la CAM también podría obligar al Banco de España a tener que trocear la entidad. La caja alicantina era antes de la reconversión del sector la cuarta caja de ahorros por tamaño del sector y ahora amenaza con convertirse en un hueso demasiado duro de roer para los hombres de Miguel Ángel Fernández Ordóñez.
La entidad alicantina maneja activos por valor de 70.666 millones de euros, muy por encima de los 18.960 millones de Cajasur y de los 26.742 millones de CCM, las otras entidades que hasta el momento han sido intervenidas. Ayer mismo, los nuevos administradores comunicaron a la CNMV que se las cuentas semestrales se publicarán fuera de plazo. El secretario general de mayor sindicato de la CAM pide en ese sentido que la valoración y posterior subasta “se realice cuanto antes, porque se va deteriorando la imagen de la entidad”.
El último precedente es el de CajaSur. La entidad cordobesa fue intervenida por el Banco de España el 22 de mayo y apenas dos meses después, a mediados de julio, ya se había adjudicado a la vizcaína BBK. Por el momento, el supervisor guarda silencio sobre todo el proceso.
Manuel Navarro se muestra también muy crítico con la decisión del Banco de España de suspender la asamblea que debiera haber aprobado la amortización de las cuotas participativas a un precio de 4,77 euros cada título. “Es una barbaridad”, explica Navarro, por el “daño que se hace a la confianza de los clientes”. A su juicio, si al menos se hubiese mantenido convocada la asamblea, los nuevos gestores podrían haber informado de la marcha el futuro de la entidad.
El secretario general del sindicato se pregunta además por qué, si la suspensión de este pago era necesaria, los nuevos administradores de la CAM no tomaron esta decisión tan pronto como fueron nombrados en sus cargos.
Navarro señala que el proceso se está estancando debido, en parte, a que “aún está pendiente el informe de viabilidad” que se le iba a realizar a la CAM, y no se sabe nada de las “auditorías externas”. En un primer momento se había manejado la primera quincena de septiembre para que se conociera el comprador de la CAM, pero este plazo ya se da por descartado, teniendo en cuenta además que el Banco de España tendrá en los próximos días que acometer la recapitalización del resto de grupos de cajas que no alcanzan el mínimo de solvencia requerido.
Tal y como ya publicó este diario, las dificultades de encontrar un comprador para la CAM también podría obligar al Banco de España a tener que trocear la entidad. La caja alicantina era antes de la reconversión del sector la cuarta caja de ahorros por tamaño del sector y ahora amenaza con convertirse en un hueso demasiado duro de roer para los hombres de Miguel Ángel Fernández Ordóñez.
La entidad alicantina maneja activos por valor de 70.666 millones de euros, muy por encima de los 18.960 millones de Cajasur y de los 26.742 millones de CCM, las otras entidades que hasta el momento han sido intervenidas. Ayer mismo, los nuevos administradores comunicaron a la CNMV que se las cuentas semestrales se publicarán fuera de plazo. El secretario general de mayor sindicato de la CAM pide en ese sentido que la valoración y posterior subasta “se realice cuanto antes, porque se va deteriorando la imagen de la entidad”.
El último precedente es el de CajaSur. La entidad cordobesa fue intervenida por el Banco de España el 22 de mayo y apenas dos meses después, a mediados de julio, ya se había adjudicado a la vizcaína BBK. Por el momento, el supervisor guarda silencio sobre todo el proceso.
Manuel Navarro se muestra también muy crítico con la decisión del Banco de España de suspender la asamblea que debiera haber aprobado la amortización de las cuotas participativas a un precio de 4,77 euros cada título. “Es una barbaridad”, explica Navarro, por el “daño que se hace a la confianza de los clientes”. A su juicio, si al menos se hubiese mantenido convocada la asamblea, los nuevos gestores podrían haber informado de la marcha el futuro de la entidad.
El secretario general del sindicato se pregunta además por qué, si la suspensión de este pago era necesaria, los nuevos administradores de la CAM no tomaron esta decisión tan pronto como fueron nombrados en sus cargos.
Cuotas participativas
Por otra parte, Bankia y La Caixa se encuentran entre los principales damnificados por el desplome de las cuotas participativas de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM). Según el informe anual de la caja alicantina, las entidades que presiden Rodrigo Rato e Isidro Fainé controlan, cada una, un 2,196% de los títulos.
La fuerte caída del valor en sus poco más de tres años de cotización se traduce en que tanto La Caixa como Bankia acumulan unas pérdidas latentes de cuatro millones de euros cada una por su inversión. La CAM colocó un 31% de los títulos (15,5 millones) a inversores cualificados, entre los que podrían encontrarse más cajas.
El actual precio es un 35% inferior al que marcaban antes de que los nuevos administradores suspendieran la amortización prevista a 4,77 euros. Si se toma como referencia el precio de salida a Bolsa (5,84 euros), la caída es superior a un 62%.
Otro 65,5% de las cuotas (32,7 millones) se colocaron entre minoritarios, que tenían que realizar una inversión mínima de 3.000 euros. Teniendo en cuenta estas cifras, algo más de 60.000 minoristas, la mayoría clientes de la CAM, se hicieron con estos títulos, ahora en el aire. 1,75 millones de cuotas se destinaron a empleados de la entidad.
El 23 de julio de 2008 la CAM sacó al mercado sus cuotas participativas. En total, colocó 50 millones de títulos a un precio de 5,84 euros. Lehman Brothers, que quebró sólo dos meses después, fue el banco colocador de la emisión. Entre los inversores institucionales destacaron La Caixa y Caja Madrid (hoy integrada en Bankia), que compraron 1,09 millones de cuotas cada una, lo que les supuso un desembolso de 6,4 millones de euros.
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