MADRID.- Los números salen, pero con dificultad, y no para todos. Hace dos semanas apuntaba que algunos bancos españoles analizaban cobrar los depósitos
no solo a empresas y grandes instituciones, sino también a clientes
particulares con cuentas a partir de los 100.000 euros, según Cinco Días.
Esta cifra no
está tomada al azar, corresponde a la que ha fijado el Fondo de Garantía de Depósitos
(FGD) para cubrir los depósitos de los clientes minoristas en caso de
quiebra de una entidad financiera que tuviese que entrar en concurso de acreedores.
Pues varios bancos ya han mostrado sus cartas. Sabadell fue el
primero en admitir que podría darse esta circunstancia si los tipos de
interés seguían bajos o negativos durante mucho tiempo.
De hecho, su
consejero delegado, Jaime Guardiola, calificó de “inevitable” que se
cobre a los clientes por sus depósitos, aunque en el caso de los
particulares explicó en la presentación de resultados de la entidad que
todavía no había ninguna decisión tomada.
Su homólogo de Banco Santander,
José Antonio Álvarez, también dejo la puerta abierta a cobrar por los
depósitos de los particulares si el Banco Central Europeo (BCE) rebaja
más los tipos de interés. Si los mantiene al 0%, con el tipo al -0,5%
para los depósitos que la banca coloca en el BCE, el número dos de
Santander cree que no será necesario cobrar a los clientes de retail
para compensar esta penalización.
Eso sí, Álvarez explicó que el banco no iba a aplicar nuevas
comisiones, pero sí comentó que la entidad había comenzado a dar un giro
a su negocio para compensar los bajos e incluso negativos tipos de
interés.
Y dicho y hecho. Un día después de estas declaraciones
Santander decidió, y por sorpresa, modificar por completo y a la baja
las ya menguantes condiciones de la que fue su producto estrella durante
unos años, la Cuenta 1,2,3. Se acabó cualquier tipo, por pequeño que
sea, de remuneración a los depósitos. Cero patatero, y gracias.
El consejero delegado de BBVA, Onur Genç, también amenazó con el
cobro de los depósitos a los clientes particulares si bajaban más los
tipos de interés o la competencia en España comenzaba a hacerlo, y
recordó que algunas entidades europeas ya lo hacen.
Los tres bancos, además, reconocieron que podían reducir más sus redes de oficinas. Sabadell cerrará en 2020 unas 200 oficinas, BBVA
unas 195, mientras que Santander explicó que aún están en proceso de
cierre de 1.200 oficinas (el plan planteado en junio era cerrar 1.150
este año). Pero, en ningún momento Álvarez negó la posibilidad de
emprender nuevos ajustes futuros.
Estas tres entidades, como el resto del sector, también han comenzado
a expulsar sibilinamente a los clientes menos vinculados, “y más si
tienen cuentas inactivas superiores a los 100.000 euros”, reconoce el
director territorial de un gran banco.
“La banca se está planteando qué hacer con los clientes menos
rentables”, explica Sergio Redruello, managing director de la consultora
Alvarez & Marsal.
Solo el 30% de los clientes tiene un crédito, y esos son los
verdaderamente rentables, explica el director de un destacado banco.
Ahora que las entidades intentan experimentar cualquier posibilidad de
lograr ingresos extra, pretenden que los clientes que tienen su nómina
en otro banco trabajen solo con su institución principal, ya no quieren
usuarios compartidos. “Nos empiezan a costar dinero”, asegura otro
ejecutivo de un banco.
Todas las entidades financieras reconocen que van a ir a por todas en
la venta de hipotecas, el producto que más vincula a un cliente con un
banco. Y pese al tirón de orejas del BCE
a algunas firmas por presentar ofertas demasiado agresivas, que pueden
no cubrir el coste de capital, todos los responsables del sector
responden lo mismo: “no vamos a subir los precios, la competencia es muy
grande, y nadie quiere ser el primero en encarecer el crédito para la
compra de una casa”.
Eso sí, al final, el cambio de la ley hipotecaria ha provocado un
parón en la firma de estos créditos entre julio y sobre todo agosto,
aunque ya ha comenzado a normalizarse la situación para la banca. Pero
la aplicación de esta normativa, que entró en vigor en junio, supondrá
para el conjunto del sector hacer frente cada año a cerca de 1.200
millones de euros de coste de formalización de la garantía real que
anteriormente pagaba el cliente, según un estudio de Alvarez &
Marsal.
En España el crédito hipotecario sumaba al cierre del pasado año más
de 527.000 millones de euros, de los que 43.057 millones se concedieron
el pasado año, y la previsión para cierre del presente ejercicio es que
lleguen a los 41.700 millones de euros en nuevas hipotecas, según datos
que maneja Alvarez & Marsal. En la precrisis la cifra de hipotecas
concedidas anualmente se elevaba a una media de 120.000 millones de
euros.
El capital que consume de las entidades suma 116.000 millones de
euros. El precio medio de las hipotecas a tipo fijo de nueva producción
es de 2,35%, frente al 1,67% de las variables. En los últimos años la
banca había propiciado la venta de hipotecas a tipo fijo, pero ahora la
tendencia se ha vuelto a invertir, ya que el cliente sabe que los tipos
bajos están para quedarse durante una larga temporada.
Conclusión, si en la actualidad las hipotecas concedidas antes de la
crisis financiera y hasta 2012 no son rentables, para pasar a ser muy
rentables entre 2012 a 2014 en precio, ya desde ese año hasta ahora
estos créditos han vuelto a descender en rentabilidad para la banca. Y, a
partir de ahora parece, si no lo remedian, que sus ganancias irán a
menos. Otra mala noticia para la rentabilidad del sector.
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