Mañana a mediodía se celebra en la concatedral de San Nicolás el funeral de «corpore in sepulto» del empresario Joaquín Arias López,
que falleció el domingo a los 90 años de edad. Para «12 talentos
alicantinos», una iniciativa de entrevistas en público con doce ejemplos
de éxito empresarial, que realicé en 2011 para la Federación de Jóvenes
Empresarios de la Provincia de Alicante (Jovempa),
Joaquín Arias, pontarego de nacimiento, me contó en los salones de la
finca Casa Cesilia, en Novelda, cómo se enamoró de Alicante y su clima
cuando vino en la primavera de 1969 para elaborar una propuesta para
optar al nuevo servicio de transporte urbano en la ciudad.
La
adjudicación recayó en Marco Sánchez Transportes Urbanos, S.A.
(Masatusa) por acuerdo del Ayuntamiento del 8 de julio de aquel año.
Joaquín Arias, que ya gestionaba transporte urbano en Ponferrada (cerca
de su pueblo natal), Vigo, Lugo y Oviedo esperó un par de años para
comprarle Masatusa a don Vicente Marco, que era el
concesionario de casi todo en Alicante desde su empresa de recogida de
las basuras, con vertedero en lo que hoy es la barriada de Juan XXIII.
Un familiar suyo, Enrique Somoza, y un funcionario gallego, Emilio Vázquez Novo,
que habían trabajado juntos en la empresa que llevaba en Madrid los
primeros microbuses (Trainco), serían las cabezas visibles de Arias
hasta su definitivo traslado familiar a Alicante. Desde la concesión de
autobuses urbanos ampliaría el negocio con Auplasa (Autobuses Playa de
San Juan), La Alcoyana, y otras concesiones (Escolano, Pastor, y Mollá,
entre ellas) buscando la configuración de un grupo (Subús) de ámbito
metropolitano (Sant Vicent del Raspeig, Mutxamel, Sant Joan d'Alacant,
El Campello, aeropuerto, etcétera) supramunicipal.
Esos son los orígenes
de la actual Vectalia, con concesiones de transporte actualmente en
otros lugares de España, Francia y Marruecos, además de negocios en
vinos, suministro de combustible, restauración, etcétera.
El
Alicante de 1969 estaba en pleno desarrollismo. Recibía, en sus 526
hoteles y 19.985 apartamentos, a tres millones de turistas. En La Zenia
(Orihuela) se autorizaba el primer campo de golf en la provincia
mientras se desmantelaban los balnearios Alhambra y Alianza en el
Postiguet y se aprobaba el proyecto del hotel Meliá en terrenos
portuarios (3 millones de pesetas ingresó el Ayuntamiento por la
licencia municipal).
Era también el año del primer curso del CEU (Centro
de Estudios Universitarios), cuando despuntaba José Mari Manzanares, seguían los éxitos de Vicente Fernández «El Caracol», y el Elche CF disputaba al Atlétic de Bilbao la final de la Copa llamada entonces del Generalísimo.
Roque Calvo,
concejal de Tráfico en el Ayuntamiento capitalino, se quejaba de los
problemas de tráfico en la ciudad por el incremento del parque
automovilístico y de las colisiones entre los coches y las líneas de
tranvía. El Servicio Municipal de Tranvías (público desde diciembre de
1956) arrastraba un déficit de 717.400 pesetas al año, pues los 150.000
pasajeros/año, en una ciudad de 150.000 habitantes, no cubrían los
costes.
Fracasó la creación de una sociedad laboral de los trabajadores
del tranvía y se convocó el concurso de transporte urbano antes citado,
que gestionó tanto los tranvías como los nuevos autobuses hasta que la
noche del viernes 14 de noviembre de 1969 -se han cumplido ahora 50
años- circularon los últimos tranvías de las líneas 2 (Carolinas Altas) y
6 (Pla-Hospital).
Masatusa quedaba como empresa concesionaria del
transporte urbano en solitario con estas líneas de autobuses: el 5,
Mercado-Francisco Franco; el 7, Plaza del Mar-Sagrada Familia; el 15,
Mercado-Virgen del Remedio; el 16, Mercado-Plaza del Mar-Hospital; y el
18, Portal de Eche-Pío XII-Casas Prefabricadas. La entrada posterior de
los nuevos gestores, con capital mayoritario de Joaquín Arias, supondría
una transformación total del funcionamiento y su concepción como
servicio concesional para el transporte de viajeros.
Dentro
de unos días está previsto reunir en un acto de empresa, previo a la
Navidad, a trabajadores de Vectalia con antiguos empleados de Masatusa.
Será, estoy seguro, un acto de recuerdo y homenaje a Joaquín Arias López
por esos cincuenta años de vinculación y presencia con la tierra en que
decidió vivir la mayor parte de su larga vida, y morir.
(*) Periodista
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