MADRID.- Al menos 24.796 migrantes han llegado en patera a costas
españolas durante el año 2019, lo que supone una reducción de las
llegadas irregulares por la vía marítima de más del 50%
respecto al año pasado. Pese a esta caída generalizada, la vía por mar
hacia las Islas Canarias ha experimentado un repunte de más del 70%
durante este año.
Así lo reflejan los datos del Ministerio del Interior a fecha 15 de diciembre de 2019, a falta de sumar las
personas que lo han conseguido durante la última quincena del año que ha
sido bastante activa debido al buen tiempo y estado de la mar.
Al reducirse la llegada de pateras a España, se han producido menos muertes y desapariciones de migrantes en el mar intentando alcanzar España:
en 2019 se han contabilizado 602 fallecidos, frente a 854 registrados
en todo 2018, según datos de la Organización Internacional para las
Migraciones (OIM). Pese a esta disminución, si se mide en proporción a
las llegadas, la tasa de mortalidad ha aumentado.
Menos llegadas tras el récord de pateras en 2018
El año pasado 2018 se batió el récord de llegadas en patera a España:
llegaron unas 57.500 personas y se superaron las 39.180 personas
registradas durante la ‘crisis de los cayucos’ de 2006.
Con el descenso
logrado este año, España vuelve a los niveles de llegadas en patera
contabilizados en 2017, año en el que rondaron las 22.100, aunque sigue
lejos de las 8.162 contabilizadas en 2016 o 5.312 en 2015.
La tendencia a la baja en 2019 comenzó a reflejarse al comienzo del
mes de junio. Desde entonces, el ministro del Interior en funciones,
Fernando Grande-Marlaska, ha atribuido el descenso al trabajo conjunto y
coordinación entre España y Marruecos.
La secretaria general de la Comisión
Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), Estrella Galán, sostiene que el
“importante” descenso de pateras “no responde” a que se haya resuelto la
situación de las personas que quieren acceder a España, sino al diseño
de una “estrategia común” entre España y Marruecos con el fin de frenar
el flujo de llegadas, especialmente basada en el confrol fronterizo.
Galán ha apuntado que el “refuerzo de la cooperación” ha conllevado
que “miles de personas hayan quedado atrapadas en Marruecos”. Este país,
según ha remarcado, “no cuenta con un sistema de protección efectivo y
ejerce la violencia contra personas migrantes principalmente de origen
subsahariano como estrategia de control migratorio sin respetar los
derechos humanos”.
Vías legales y seguras
“Ese esfuerzo de la cooperación no se ha hecho en paralelo para poner
en marcha vías alternativas de llegada”, ha lamentado, insistiendo en
que esa respuesta “es absolutamente insatisfactoria” e “incoherente” con
el discurso del Gobierno de Pedro Sánchez.
Por su parte, la directora de misión de la Organización Internacional
para Migraciones (OIM) en España, María Jesús Herrera, ha destacado que el hecho de que ambos Estados hayan acordado “debatir y
negociar” sobre política migratoria “es indicativo del creciente
reconocimiento de la importancia” de abordar de forma integral esta
materia.
En cualquier caso, ha apostillado que las medidas que se adopten “no
podrán ser sostenibles sin mantener como prioridad número uno el
respecto de los derechos a la vida y la dignidad de las personas
migrantes”.
“Mientras no haya vías legales para poder migrar de forma
segura y digna, seguiremos enfrentándonos a nuevas rutas reactivadas por
los traficantes y sobre todo a un número creciente de vulnerabilidades y
de fallecidos”, ha avisado.
¿Menos muertes?
De hecho, pese a la reducción generalizada de llegadas de pateras, en
2019 se ha visto reactivada la ruta marítima hacia las islas canarias. A
través de esta vía, han llegado 2.162 personas, frente a las 1.266 que
lo hicieron hasta el 15 de diciembre del año pasado y a las 1.307 en
todo el año.
El incremento de llegadas por esta ruta se ve acompañado del aumento
de las muertes registradas en ella. De acuerdo a datos de la OIM, al menos 170 personas han fallecido o
desaparecido en el mar tratando de llegar a las islas canarias desde el
norte de África, frente a las 43 contabilizadas en esta misma vía
durante 2018.
Por su parte, en la ruta occidental del mar Mediterráneo camino a
España se han reducido a la mitad tanto las llegadas como las muertes:
al menos 432 personas han perdido la vida en esta vía marítima hacia
costas españolas peninsulares, baleares, ceutíes y melillenses, frente a
las 811 fallecidas durante 2018.
Sumadas las dos travesías marítimas, el número de fallecidos asciende
a 602, mientras que todo 2018 fue 854. Desde la ONG, a la que pertenece
la activista Helena Maleno, destacan que pese a la caída del número de
pateras que han llegado, esto no se ha traducido en una merma de la tasa
de mortalidad, ya que ha aumentado “5 puntos” respecto a 2018.
“Claramente cuando se cierran una vías, se abren o reabren
otras nuevas más peligrosas, más caras, donde las mafias incrementan sus
beneficios”, ha señalado Estrella Galán. Tal y
como ha incidido, desde los años 90 se sabe que la estrategia de cerrar
fronteras “no lleva a ningún lugar” y lo ha achacado a “una falta de
estrategia global”.
“Hasta que no se plantee una estrategia, va a ser
fracaso tras fracaso, nuevas vías, más muertes, más caras, más
enriquecimiento de mafias y más redes de tráfico”, ha remarcado.
Menos entradas irregulares también por la vía terrestre
Por otro lado, sumada la vía marítima de entrada irregular y la
terrestre –que incluye saltos a las vallas fronterizas con Marruecos,
entradas a través de los bajos de camiones y en maleteros de coches,
entre otras formas–, el total de migrantes llegados a España asciende a
al menos 30.781, lo que supone un 50,5% menos que en el mismo periodo
del año pasado.
Al igual que las llegadas irregulares por mar, las entradas por tierra se han reducido un 8%,
según datos del Ministerio del Interior: este año se han contabilizado
un total de 5.985 llegadas frente a las 6.505 del mismo periodo del año
anterior.
Respecto a esta vía, Interior aprobó el pasado mes de enero un plan
para incrementar la seguridad del perímetro fronterizo.
Concretamente,
en noviembre comenzaron las obras de modernización y refuerzo de la
seguridad en la valla fronteriza de Ceuta y Melilla, que tendrán una
duración de diez meses y permitirán así la eliminación de las
concertinas –unos alambres equipados con cuchillas cortantes– a finales
de 2020.
Serán sustituidas por otros elementos más seguros y menos cruentos
que aún no se han concretado, si bien se sabe que el vallado tendrá más
altura. La retirada de las concertinas fue uno de los primeros
compromisos del ministro Fernando Grande Marlaska a su llegada al
Gobierno en junio de 2018, si bien todavía no se ha materializado.
Respecto a las concertinas ubicadas en la parte marroquí de la
frontera, el ministro en reiteradas ocasiones se ha limitado a expresar
su “respeto” a la “soberanía de las autoridades marroquíes para
determinar su perímetro fronterizo”.
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