jueves, 9 de diciembre de 2021

Los hosteleros de Benidorm denuncian una pérdida de clientes por la «coacción» del pasaporte covid


ALICANTE.- La entrada en vigor del uso obligatorio del pasaporte covid ha sentado mal entre los hosteleros de Benidorm, que lo encajan como una «coacción» y además denuncian que les está haciendo perder clientela en esta crisis arrastrada por la pandemia, según recoge Abc.

El presidente de la agrupación de restaurantes COBRECA, Pablo González, ha lamentado que «la hostelería es manipulada y maltratada como profesión al imponer que ejerza la actividad de Policia con los clientes».

Esta última medida de prevención frente a los contagios del coronavirus -decidida por la Generalitat Valenciana- representa otra vuelta de tuerca para esta actividad económica, a ojos de González: «Somos y seguimos siendo el sector más maltratado por las decisiones políticas durante esta pandemia».

Para el representante de los restaurantes de COBRECA, el rigor excesivo ha recaído en los establecimientos desde que empezaron los problemas por el coronavirus.

 «A las restricciones horarias, limitación de aforo, nulidad de barra, confinamientos perimetrales, cierres obligatorios… se añade además que somos el único sector que estamos obligados a desinfectar mesas y sillas después de cada uso, distancias considerables entre mesa y mesa, cambiar nuestras cartas o menus tradicionales por cartas desechables o digitales, eliminar aceitera y vinagrera, saleros y servilleteros por desechables…», ha lamentado.

A pesar de estas condiciones, el presidente de COBRECA ha resaltado el cumplimiento de las normas establecidas. «Hemos demostrado que, lo veamos lógico o no, cumplimos a rajatabla con todas aquellas medidas justas o injustas, bien por desesperación o bien por la necesidad de mantener abierto el negocio aún sabiendo que durante los dos últimos años lo hacemos más por el amor a nuestra profesión y a nuestros clientes que por la rentabilidad económica», ha señalado.

Por eso muestran su incomprensión con la implantación ahora de la obligatoriedad de exigir la certificación a sus clientela. «Después de todo lo descrito anteriormente, indirectamente nos sentimos coaccionados, ya que entendemos que o aplicamos el certificado Covid o tendremos restricciones horarias o de aforo o de cierre», es el dilema al que se ven enfrentados.

Para un sector que trabaja como «una fábrica de felicidad» para que la gente «disfrute y se olvide de todos sus problemas», exigir el pasaparte covid ha representado cruzar la «línea roja» de la «discreción» con el cliente.

«Nunca le preguntamos de qué equipo de fútbol es, de qué partido político, si tiene estudios, a qué se dedica, si está casado o soltero, si ha tenido alguna enfermedad…», concreta González.

¿Y cuáles han sido las consecuencias? El presidente de COBRECA enumera estas reacciones frecuentes en los establecimientos, entre pérdidas de clientes y molestias a otros:

• «Clientes asiduos que se han enfadado y han dicho que no volverán más».

• «Reservas de seis personas y, como una de ellas no tenía el certificado, se han levantado de la mesa y se han ido a otro local con aforo menor de 50 personas porque allí no es obligatorio presentarlo».

• «Mucha pérdida de tiempo de nuestros empleados al pedir uno a uno a los clientes el certificado, DNI y comprobación».

• «Esta pérdida de tiempo se ha transformado en quejas de otras mesas por el retraso al atenderles».

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