VALENCIA.- Los 1.279.000 votos y el 53,3% del censo electoral son dos argumentos suficientes no sólo para despejar dudas sobre un liderazgo, sino también para enviar un mensaje que en el ámbito político se entiende con meridiana claridad: si tienes el aval de los votos, tienes el poder. Y si tienes muchos votos, tienes mucho poder.
Francisco Camps ya tenía desde 2003 el aval de los votos. Pero tras los comicios del domingo, esa condición se ha visto ratificada y multiplicada por mil. Ya nadie puede decir “por lo bajini” que la campaña se la ha hecho tal o cuál ex líder del partido.
Esa circunstancia se va a notar en la elaboración del nuevo Gobierno valenciano, en la que Camps no estará obligado a contar con nadie que no sea de su más absoluta confianza, y en la elaboración de las candidaturas del PP valenciano para las elecciones generales. Aunque si Rodríguez Zapatero cumple los plazos previstos, esa cita no será hasta el mes de marzo, la arrolladora victoria del líder del PP valenciano el pasado domingo garantiza un panorama de control absoluto del partido y una libertad total para elaborar las listas.
¿Y quién encabezará la candidatura de Valencia? La gran cuestión, que no la única –que podría adelantarse si el presidente del Gobierno avanza los comicios– tiene una relación directa con las generales de 2004. En esos comicios, el número uno por la circunscripción de Valencia fue el ex presidente de la Generalitat, y actual portavoz parlamentario, Eduardo Zaplana.
Durante toda la legislatura, los enfrentamientos y las dificultades en las que el ex líder popular y sus afines han puesto a Camps se han convertido en un permanente dolor de cabeza. Un resultado sólo aceptable el pasado domingo –mantener la mayoría absoluta por un margen escaso– o incluso negativo –perderla– habría debilitado la posición del presidente del PP valenciano, y habría servido para que los colaboradores de Zaplana volvieran a tomar aire para torpedear la labor de Camps. En relación con la elaboración de listas para las generales, los afines al portavoz exigirían que Zaplana volviera a encabezar las listas por Valencia –un puesto de prestigio, que no dejaría de ser una bofetada para la ejecutiva regional–. El propio ex líder popular así lo ha expresado en privado en alguna ocasión.
Pero lo que ha ocurrido es justo lo contrario. La victoria aplastante y con más margen de votos que nunca obtenida el domingo sitúa a Camps como uno de los pilares básicos del PP. Y eso se traducirá en una libertad absoluta para tomar decisiones, sea en el nombramiento del nuevo Consell o en la elaboración de las listas electorales.
Aunque Francisco Camps no se ha pronunciado al respecto, todo hace suponer que no será partidario de que Eduardo Zaplana encabece la lista de las generales por Valencia.
Y no sólo eso. En 2004, el PP valenciano obtuvo diecisiete diputados –ocho por Valencia, seis por Alicante y tres por Castellón– de los 32 en juego. En la relación de parlamentarios figuran, además del propio Eduardo Zaplana, algunos de los que han sido sus más fieles colaboradores en el partido: Macarena Montesinos, Miguel Barrachina, Fernando Castelló, Susana Camarero, Asunción Oltra y Vicente Martínez Pujalte. Francisco Camps ha tenido que utilizar como interlocutores en el Congreso a Federico Trillo e Ignacio Gil Lázaro.
Para los próximos comicios, el líder del PP valenciano quiere corregir esa situación. En el Congreso, y también en el Senado –donde Camps cuenta entre otros con Pedro Agramunt, Miguel Barceló y José María Chiquillo–, el líder del PP valenciano pretende situar a dirigentes del partido de su más absoluta confianza.
¿Y quiénes son? En el PP valenciano se considera que junto a la continuidad de las personas de confianza ya mencionadas en una y otra Cámara, Camps mantendrá a Martínez Pujalte y enviará a Madrid a alguno de sus más estrechos colaboradores. En la quiniela figuran Esteban González Pons, Gerardo Camps y Juan Cotino (alguno de ellos podría hacer las maletas), pero también Vicente Ferrer –que ya tiene experiencia en Madrid–.
¿Y de número uno? Los socialistas contemplan desde hace varios meses la posibilidad de que la vicepresidenta Teresa Fernández de la Vega. En las filas populares, el relevo de Zaplana como número uno puede ser alguno de los consellers mencionados, pero también podría ocupar ese puesto José María Michavila, número dos en 2004 y persona de confianza de Camps.
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El portavoz del PP en el Congreso acudió a un programa de TVE donde se habló de los resultados del 27-M. Zaplana afirmó estar “orgulloso” del triunfo conseguido por el líder del PP regional, Francisco Camps, pero insinuó que él tiene algo de parte de ese éxito, ya que, según recordó, contribuyó a hacer del PP “un partido fuerte”.
El ex presidente de la Generalitat afirmó estar “feliz y satisfecho” por la victoria de su partido en una región que quiere, según dijo. “Cómo me voy a sentir si estuve ocho años como presidente de la Generalitat y antes de eso estuve en la oposición. Estoy orgulloso”, señaló.
Zaplana lanzó elogios a la Comunitat y afirmó que se ha convertido en “una de las tierras más punteras y líderes del progreso en España”. El dirigente popular también se refirió al ofrecimiento del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, de ir de número 2 de Mariano Rajoy en las generales, y señaló que no sólo en la capital de España se han conseguido unos buenos resultados. “El resultado también ha sido excelente en Murcia y en Valencia”, recordó.
Durante la campaña electoral Zaplana sólo ha visitado dos veces la Comunitat para participar en dos mítines. El ex jefe del Consell ha visto su poder debilitado después de que Camps excluyera a los zaplanistas de las candidaturas y es más que dudoso que repita como cabeza de lista por Valencia a las generales.
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