"Hay que apostar por un refuerzo de Frontex", dijo el ministro sueco de Inmigración, Tobias Billström, en una intervención ante el Parlamento Europeo.
Suecia, al frente de la Unión hasta fin de año, quiere que los Veintisiete den "a corto plazo" los "recursos necesarios" para impulsar el trabajo de Frontex y que, al mismo tiempo, se trabaje en su desarrollo ulterior.
En este sentido, Billström recordó que Bruselas está estudiando hasta dónde puede extenderse el mandato de la agencia de fronteras para mejorar su cooperación con terceros países.
Por su parte, el comisario europeo de Interior y Justicia, el francés Jacques Barrot, también apostó por "un refuerzo del control en las fronteras coordinado por Frontex", para lo que considera necesario que se establezcan normas claras de actuación para las misiones de la agencia, protocolos sobre el desembarco de personas y que se impulse la organización de vuelos conjuntos para el retorno de inmigrantes irregulares.
La idea de aumentar las capacidades de Frontex fue respaldada en el debate parlamentario por las dos grandes fuerzas del hemiciclo: el Partido Popular Europeo (PPE) y la Alianza de los Socialistas y Demócratas.
Por los primeros, el eurodiputado español Agustín Díaz de Mera abogó por "más Frontex", pero siempre asegurando que la agencia sea capaz de gestionar el presupuesto que se le concede, que para el próximo año estará entre los 78 y los 83 millones de euros, una cantidad que aún tienen que aprobar la Eurocámara y los Estados miembros.
Por los socialistas, el presidente de la comisión de Libertades y Justicia del PE, Juan Fernando López Aguilar, subrayó que Europa tiene que reforzar su frontera exterior y que debe hacerlo de forma común.
"El impacto de la inmigración ilegal en Italia o en España no es un asunto italiano ni español, es un asunto europeo que requiere no solidaridad con los países, sino una responsabilidad común", señaló el líder del PSOE en la Eurocámara.
Frente a esta postura, Los Verdes y la Izquierda Unitaria Europea consideraron que la UE debe reconsiderar su política de inmigración, basada en la "hipocresía y el cinismo", según denunció el parlamentario español Willy Meyer, que pidió la derogación de la directiva comunitaria de retorno de inmigrantes.
"Llegamos a decir que el proyecto europeo sería imposible sin trabajadores migrantes y al mismo tiempo aprobamos normas como la directiva de retorno, bien llamada directiva de la vergüenza", criticó.
Junto al refuerzo de Frontex, para la Presidencia y la CE la lucha contra la inmigración ilegal debe incorporar también un refuerzo de la cooperación con países de origen y tránsito de los irregulares, como Libia -de quien Bruselas espera una respuesta a sus ofertas para trabajar de forma conjunta- o Turquía.
También quieren las instituciones europeas mejorar en la organización de la inmigración legal, lograr un sistema de asilo común en los Veintisiete y avanzar en las estrategias de prevención, en especial en el área del Mediterráneo.
"En el Mediterráneo es necesario actuar de forma proactiva (...) para evitar nuevas tragedias humanas", destacó el ministro sueco, quien consideró imprescindible desarrollar medidas a largo plazo en este ámbito por parte de la UE.
Barrot, por su parte, insistió en que los retos que se plantean en esta zona "no pueden encontrar su solución en el trabajo de los Estados miembros más expuestos a la situación".
"Es preciso que todos y cada uno de los países miembros sean solidarios ante este reto", recalcó.
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