MADRID.- Ahora se ha sabido que los servicios jurídicos del Estado, apenas acabaron de redactar el decreto del estado de alarma del domingo, se pusieron a perfilar otro borrador de una posible nueva orden para otro estado de alarma que permitiría, llegado el caso, a las comunidades llegar hasta el temido confinamiento domiciliario.
El Gobierno, después de los toques de queda y cierres perimetrales, quiere evitar que se desborde la psicosis y no quiere adelantar acontecimientos, pero es consciente de que la evolución de la pandemia hace pensar que el aislamiento de las comunidades y municipios y los confinamientos nocturnos o diurnos pueden no ser suficientes.
El segundo confinamiento en casa no está contemplado por el actual decreto de estado de alarma, por lo que para encerrar de nuevo a los españoles en sus domicilios se tendría que aprobar un nuevo decreto que sería muy diferente al de marzo. A diferencia de Francia, que ha confinado a la población entera, el Gobierno español plantea ahora otro escenario más flexible aunque igual de drástico en caso de que no se pueda frenar la expansión del virus en las próximas dos semanas.
La primera diferencia con el confinamiento de marzo es que la idea del Gobierno, según han revelado algunos de los técnicos que trabajan en ese borrador, es que no haya un mando único, de manera que serían las comunidades autónomas las que serían las autoridades delegadas y, por lo tanto, las responsables de solicitar y decidir si se aplica el confinamiento domiciliario.
Por lo tanto, serían los gobiernos autonómicos los que, si llega a entrar en vigor este nuevo decreto, decidan si hacen uso de este nuevo marco normativo y hasta dónde. Toques de queda, cierres perimetrales, aislamiento, nuevas restricciones generalizadas de la libre circulación, cuarentenas en casa, confinamiento domiciliario... Todo un abanico de posibilidades a la carta que algunas autonomías ya han empezado a abrazar.
Cataluña ya ha puesto sobre la mesa la posibilidad de que, si en los próximos 15 días no mejora la evolución de la pandemia y los datos epidemiológicos y de contagios siguen sin control, pueda pedir el confinamiento domiciliario como «última alternativa», aunque muy diferente al de marzo.
«Necesitamos catorce días para tener claro el impacto de las últimas restricciones», explicó el 30 de octubre el secretario general del Departamento de Salud, Marc Ramentol. «Si este decrecimiento vuelve a subir tendrá que haber medidas más duras«, ha vaticinado Mendioroz, director de la Unidad de seguimiento de la COVID-19 en Cataluña.
El Govern catalán plantea poder mantener abiertos los centros educativos ante la evidencia de que la transmisión en estas instalaciones sigue siendo muy baja, algo que el Gobierno acepta en su borrador.
Además, cada autoridad autonómica tendría margen para definir cuáles son las actividades imprescindibles que quedarían fuera del confinamiento generalizado en su región, así como para fijar los horarios de comercio o el cierre de la hostelería en caso de que fuera necesario, aunque los hosteleros denuncian que los contagios en sus instalaciones apenas superan el 3% del total y en muchos casos se produce entre los trabajadores, no con los clientes.
La idea de Moncloa y Sanidad es que este borrador esté listo antes del fin de semana del 14 y 15 de noviembre, justo el plazo solicitado por Cataluña para poder ordenar el encierro en las casas por segunda vez en lo que va de año. Son 15 días desde que se han puesto en marcha las medidas de este estado de alarma, unas restricciones que en muchos ámbitos ven como «insuficientes» para frenar la segunda ola.
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