La campaña que arrancó la pasada medianoche se prolongará durante los próximos quince días.
Los dos grandes partidos políticos valencianos, PP y PSPV, llegan a la cita electoral con una serie de condicionantes muy distintos. Los populares ponen en juego la mayoría absoluta de que disponen en el Parlamento valenciano, en la mayor parte de ayuntamientos, incluidos los de las tres capitales, y en las tres Diputaciones. La formación que lidera Francisco Camps aspira no sólo a volver a ser el partido más votado, sino a lograr la tercera mayoría absoluta consecutiva.
Por contra, el PSPV que encabeza Ignasi Pla cuenta el más que probable apoyo de los partidos que componen el Compromís (EU, Bloc, IR, y dos partidos verdes) para tratar de arrebatar la mayoría al PP. En las filas socialistas existe el convencimiento de que Pla no será el candidato más votado. Pero una alianza con estos partidos –lo que el PP no deja de calificar de ‘tripartito’– y un porcentaje elevado de participación puede ayudar a hacer posible el vuelco electoral.
Las expectativas de obtener representación parlamentaria (gracias a la reforma del Estatuto, el número de escaños a elegir aumenta a 99) se limita a estas tres formaciones políticas. El listón electoral del 5% hace que las opciones de otros partidos de acceder a la Cámara sean prácticamente remotas.
¿Y qué cabe esperar de los próximos quince días? Además de la llamada al voto, el hilo conductor más probable es el que dibujará un tablero en el que tanto los socialistas como sus eventuales socios de Gobierno –e incluso los partidos valencianistas que optan a los comicios– centrarán sus ataques sobre la formación mayoritaria. El intento de aislar al PP choca, no obstante, con el respaldo social obtenido por los populares en los últimos comicios, y que en 2003 superó el 1.140.000 sufragios.
De "Las Provincias"
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