ELCHE.- La empresa Industrias del Calzado y Prendas Deportivas (Incadesa), propietaria de la marca Kelme, informa de forma escueta sobre el cese, desde el pasado día 4, del empresario ilicitano Diego Quiles Navarro, de 66 años, en sus cargos de presidente y consejero del Consejo de Administración de la compañía, así como del nombramiento de Benjamín Clarí Oltra como nuevo presidente.
El veterano empresario ilicitano Benjamín Clarí, ex presidente de Adidas España, entró como consejero delegado en noviembre del pasado año en sustitución de Javier Soriano Rouco, quien a su vez había sustituido al primer consejero delegado «controller», Javier Vázquez Dodero, impuesto por el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) en 2002 y dentro del nuevo cuadro directivo configurado tras avalar la Generalidad Valenciana a través de dicho organismo un préstamo de 9 millones.
Esta decisión se enmarca dentro del proceso de relevo de la familia Quiles de los cargos decisorios y mandos de la empresa, a raíz del plan estratégico establecido para el grupo tras la grave crisis del 2002.
Desde entonces, hace ahora cinco años, tanto Diego Quiles como su hermano José habían cedido la gestión de la empresa a estos nuevos ejecutivos, si bien se mantenían como accionistas mayoritarios de la firma ilicitana. Esta operación coincidió con reajustes de plantilla y un plan estratégico a nivel internacional para reflotar la marca.
El cese de Diego Quiles después de 30 años al frente de una de las marcas de material deportivo más reconocidas del mercado, se produjo en un consejo de administración celebrado el pasado día 4 de mayo, no fue hasta anoche cuando se hizo público.
Diego Quiles, de 66 años, permaneció como presidente de la firma pese a la crisis, pero la capacidad decisoria y la de los demás miembros de la familia propietaria -en especial su hermano José-, ya había quedado muy reducida. Esta decisión puede suponer la salida de Diego Quiles del consejo de administración y dejar la puerta abierta a la entrada de otra firma o grupo inversor que compre sus acciones.
Kelme afronta una nueva etapa, que debe precipitar la llegada de nuevos socios propietarios, de cara a relanzar una empresa que ha ido cayendo en picado en los últimos años, hasta una situación casi de quiebra, debido a la enorme deuda acumulada y las dificultades cada vez mayores para afrontar la competencia en los mercados.
El Instituto Valenciano de Finanzas (IVF), que tutela a la histórica sociedad desde 2002, cuando la avaló con un crédito de 9 millones de euros para poder tener liquidez para seguir trabajando, además de conseguir la renegociación de otros 14,4 millones de deuda con otras entidades financieras, es quien sostiene y refuerza la posición de Benjamín Clarí. Algunas fuentes aseguran que el volumen de deuda ronda los 30 millones de euros.
Kelme negocia desde el pasado mes de enero un acuerdo con una multinacional de reconocido prestigio internacional para reforzar el proyecto y salir de la crisis. Sin embargo, todavía no hay nada cerrado.
Los hermanos Quiles, que emprendieron su proyecto de Kelme en 1977, no han podido, o no han sabido, crecer y redimensionar la empresa con una mentalidad profesional. En los últimos tiempos, no obstante, la compañía ha reaccionado y afronta un plan estratégico de relanzamiento.
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