El intento, por parte de los populares valencianos, de boicotear la nueva asignatura forzando el sentido común en el funcionamiento de las aulas llevó a decenas de miles de personas (entre 42.000 y 44.000 calcularon los expertos en cómputo de manifestantes de la policía nacional consultados por este periódico, aunque los organizadores cifraron la asistencia en unas 80.000 personas) a secundar el grito de "Font de Mora, fora, fora, fora", en referencia al consejero de Educación que ha protagonizado el esperpento de obligar a que un profesor traduzca a otro al inglés ante los estudiantes de segundo curso de Secundaria Obligatoria, cuyo nivel de idiomas es palmariamente insuficiente.
La manifestación convocada por la Plataforma per l'Ensenyament Públic, que partió a las seis de la tarde de la plaza de San Agustín, completó su recorrido de 2,3 kilómetros hasta el Palau de la Generalitat, a través de las calles de Xàtiva y Colón, de la plaza de Alfons el Magnànim, la calle de la Paz, la plaza de la Reina y la plaza de la Virgen, sin que la cola de la marcha hubiera abandonado todavía el punto de partida. Casi dos horas después de haberse iniciado la protesta, aún salían manifestantes de la plaza de San Agustín.
La protesta culmina una movilización de varios meses que el anuncio de la Generalitat de que estaba dispuesta a negociar una "moratoria" en la aplicación de la Ciudadanía en inglés no ha logrado frenar.
La Plataforma per l'Ensenyament Públic, integrada por los sindicatos de la enseñanza, STEPV, CC OO, UGT, las organizaciones de padres, las asociaciones de alumnos y de directores de instituto y la Federació Escola Valenciana, mantiene la exigencia de que la Consejería de Educación anule la orden de Ciudadanía y se siente a negociar una tabla de reivindicaciones concentrada en 10 puntos.
Ante el Palau de la Generalitat, mientras la manifestación llenaba todo el recorrido previsto, la portavoz de la plataforma, Gemma Piqué, leyó un manifiesto "contra la nefasta política de Camps"."El alto fracaso escolar en esta autonomía no es una casualidad. Es la consecuencia de una política educativa ineficaz, con un conseller y unos directores generales incompetentes que difícilmente pueden hacer una gestión correcta", dijo Josep, del IES Jérica de Viver pancarta en mano, a mitad de la calle de Colón, en Valencia.
La arteria comercial del corazón de la capital se vio inundada por una gran manifestación contra la "nefasta política educativa de Camps". Éste fue uno de los mensajes más repetidos por padres y madres, alumnos, profesores y directores de los más de 700 centros educativos de Primaria y Secundaria de medio millar de municipios en la protesta.
"Queremos un cambio en la política educativa en este país, porque está en juego una enseñanza pública de calidad, y no vamos a parar hasta conseguirlo", resume Gemma Piqué.
"Esto es la expresión social del malestar que hay en la sociedad por la gestión educativa. Lo que tiene que hacer Camps es retirar la orden de Ciudadanía en inglés y negociar todas las reivindicaciones para mejorar el sistema educativo", emplazó Diego Gómez, presidente de Escola Valenciana.
"Para salir del colapso, la solución pasa por la dimisión del consejero Font de Mora y la apertura de un proceso de negociación del documento que entregó la Plataforma per l'Ensenyament Públic tanto a Camps como a la consejería", señaló Vicent Mauri del STEPV.
La Plataforma es un movimiento que aglutina a todo el sector de la enseñanza pública que nació en 1996 con la llegada de la política "privatizadora" de Aznar, pero que desde hace 8 años no se había vuelto a poner en marcha con el énfasis y la fuerza que demostró, cuando logró un respaldo social sin precedentes.
La plana mayor del PSPV-PSOE, con su secretario general, Jorge Alarte, la concejal de Valencia Carmen Alborch el diputado en el Congreso Ferran Bono, entre otros, desfilaron junto a todas las formaciones de izquierda. Mónica Oltra, coordinadora de Iniciativa del Poble Valencià; Carles Arnal, de Els Verds; Enric Morera y Pepa Chesa, del Bloc, y Glòria Marcos, de Esquerra Unida, mostraron su apoyo a los postulados de este movimiento educativo.
"Esos que el conseller llama unos radicales somos todos los señores de la educación que estamos aquí", explicó con satisfacción Ximo Carrión, secretario de la asociación profesional de Directores de Secundaria. "La Plataforma ha demostrado que es una voz única, y la Administración tendrá que escucharla".
Para Teresa Sánchez, de los directores de Primaria: "Si el conseller sabe leer, tendrá que leer la cartilla".
"La Plataforma ha sacado a 50.000 a alumnos y profesores de Ciudadanía a la calle. Queremos que la Generalitat dé un giro y no los tome como escudos contra el Gobierno central", remató Guillermo Martí, de UGT. Para Miguel Á. Vera, de CC OO, la movilización "es un éxito social de primer orden".
"El Gobierno valenciano o cambia o tendrá que escuchar a la Plataforma".
Para el delegado del Gobierno, Ricardo Peralta, la manifestación fue "un éxito rotundo e incontestable" de los ciudadanos, que obliga a Camps a "poner fin a este disparate".
Encarna Salvador, de la confederación estatal de padres Ceapa, recordó a Camps que "ha ido más lejos que ninguna comunidad autónoma en su despropósito". Como pidió Vicent Baguetto, portavoz de la permanente que representa a 363 directores de Secundaria, "la Generalitat va a tener que reflexionar".
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