MADRID.- Al ritmo que
ha impuesto la persistente política de tipos de interés cero del
Banco Central Europeo (BCE), los precios de las hipotecas españolas
se han derrumbado hasta los niveles más bajos de la historia
moderna. Hoy se pueden contratar más de una decena de préstamos
variables con diferenciales inferiores al 1% y una buena
cantidad de productos a tipo fijo a 20 años con tipos inferiores al
3%. Para muchos expertos, un escenario idílico que difícilmente
volverá a repetirse, según Capital Madrid.
Pero
la realidad va mucho más allá de los folletos informativos donde se
publicitan las condiciones de estos productos. Varias entidades
reconocen que están ofreciendo tipos de interés inferiores al 0,9% de la
mejor oferta del mercado a su base de clientes vip. Es decir, a los que
pueden permitirse un enorme nivel de vinculación con el banco de turno
para asegurarse unos precios inmejorables para sus hipotecas. Y la banca
quiere cuidar a su clientela de más alto nivel con el objetivo de
fidelizarla por largos períodos de tiempo.
Las cuentas para los bancos salen si lo que se pierde por la vía de
los precios se compensa con la venta cruzada. Es decir, si los
compradores de una vivienda van mucho más allá de contratar los
habituales seguros de vida y hogar y se comprometen a pagar con tarjeta
por cantidades que pueden exceder los 3.000 euros al año o a realizar
aportaciones de hasta 2.000 anuales a planes de pensiones. Por lo tanto,
las hipotecas se han convertido en el mejor mecanismo de fidelización
posible.
Pero el puente de plata de la banca a sus clientes va mucho más allá
de los precios y se extiende al importe financiado. BBVA acaba de
anunciar que puede llegar a cubrir hasta el 100% del importe de
cualquier vivienda (esta opción siempre ha sido viable cuando se
financiaba una casa propiedad de un banco) siempre que el valor de
tasación sea superior al de compraventa. Por lo tanto, ya hay vía libre
para comprar casa aunque no se tenga ahorrado el 20% del importe.
Oficialmente ningún otro banco financia más del 80% del importe de
una primera vivienda (el porcentaje baja hasta el 60% en el caso de la
segunda), pero la realidad es que en la práctica una buena parte de las
entidades diseñan un traje a la medida de las necesidades de sus
principales clientes. Fuentes del sector aseguran que, tras el primer
paso dado por BBVA, otros bancos pueden oficializar la posibilidad de ir
más allá del 80% de financiación.
“Hay una gran batalla en marcha por retener a los mejores clientes y
por captar a otros de otras entidades. Lo normal sería que se
intensificara este proceso, sobre todo a la vista de que la actividad
hipotecaria no deja de crecer”, señalan en fuentes financieras.
Efectivamente, las cifras de producción de hipotecas avalan esta
reflexión en un momento de crecimiento económico sano en España y de
recuperación de la confianza de los consumidores.
Según la Asociación Hipotecaria Española, el año pasado se firmaron
429.142 hipotecas. La cifra supone un crecimiento del 7,1% respecto al
año anterior. Además, en enero de este año se firmaron cerca de 30.000
hipotecas, la cifra más alta desde hace seis años.
En este escenario, la
banca está obligada a pisar el acelerador y seguir los pasos de las
entidades más agresivas en el negocio que, hoy por hoy, más y mejor
permite captar por períodos de 20 a 40 años a los españoles más
solventes del momento.
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