ELCHE.- Además de la labor de vigilancia preventiva, una de las herramientas que más partido está dando en la lucha contra el picudo rojo es la colocación de trampas en las zonas afectadas por la plaga. Puede retirar de la circulación a numerosos insectos que podrían estar infestando palmeras, adelanta hoy "La Verdad".
Precisamente, entre las distintas líneas de investigación abiertas por la Estación Phoenix para acabar con la plaga, destaca el proyecto de mejora de las trampas con el fin de aumentar su eficacia, hacerlas cada vez más manejables para el agricultor y aumentar el número de capturas.
Los laboratorios ilicitanos vienen colaborando con distintas empresas especializadas, como es el caso de Econex. Una de las posibles opciones con las que se trabaja, como se apunta en la web de dicha empresa, se basa en que las investigaciones han demostrado que los picudos encuentran las palmeras hospedantes usando una combinación de señales sensoriales que incluyen olores, alimentos, colores, estímulos sexuales, táctiles y de temperatura. Se trata de explotar estas señales sensoriales usando componentes sofisticados y características avanzadas de diseño en las trampas para la detección, seguimiento y capturas masivas.
Los trabajos en campo abierto se han venido realizando en una finca de Andalucía, donde mediante las técnicas aplicadas se ha conseguido capturar en las trampas más de 3.000 insectos en lo que va de año. «Una gran mayoría eran hembras, con lo que ello supone», tal y como señaló Susi Gómez, investigadora de la Estación Phoenix, pero todavía hay mucho por andar.
«Vamos logrando cosas, pero debemos seguir trabajando, por ejemplo en la mejora del cebo. Estamos buscando que mantenga su atracción el tiempo suficiente como para que acabe dentro de la trampa. Conforme vamos avanzando en nuestro trabajo aprendemos más de las características del picudo rojo».
Acetato de etilo, fermento de agua, caña de azúcar y dátil molido es uno de los cebos más comunes, «pero la trampa es un todo en el que debemos tener en cuenta cómo colocarla para que su efectividad sea mayor, o de qué manera podemos favorecer que el picudo acceda a la trampa y no tenga la oportunidad de escapar de su interior. Son una serie de circunstancias que hay que tener controladas y en las que seguimos trabajando, porque nos enfrentamos a un insecto que es muy inteligente».
Hay semanas en las que el número de capturas es superior a otras. «Lo más importante es que se van capturando insectos, aunque lógicamente desearíamos que fueran más. Por eso hay que insistir en la mejora de las trampas para que cada vez sean más eficaces, y por supuesto en cuidar de su mantenimiento, que también es determinante a la hora de conseguir mayores objetivos».
Para la detección y seguimiento de los picudos, hay empresas que recomiendan usar de una a dos trampas por hectárea -en países como Israel en Israel se han llegado a instalar cuatro por hectárea-, colocadas en el suelo enterradas o colgadas en la palmera. Aunque en este caso la eficacia no está demasiado clara. Las trampas colocadas para realizar la detección o el seguimiento del insecto, deben colocarse a unos 100 metros unas de otras.
Las trampas deben mantenerse durante todo el año, en especial en primavera y verano, ya que la actividad de la plaga aumenta con la temperatura. Para hacer capturas masivas se recomienda aumentar la cantidad de trampas por superficie, según situación y homogeneidad de las parcelas. Se suele hablar de una cada 50 metros. Una trampa controla una superficie de entre 1.600 y 2.500 metros cuadrados, lo que se traduce, de acuerdo con las recomendaciones, en una densidad de 4 a 6 trampas por hectárea.
Al capturar tanto los adultos machos como las hembras, se reducen los apareamientos, por lo que las hembras no copuladas tendrán huevos inviables. A la vez que las hembras capturadas no podrán depositar los huevos sobre las palmeras.De este modo se reduce la población de la plaga.
Las trampas, de acuerdo con los datos facilitados por la Estación Phoenix, consisten generalmente en cubos de unos 15 litros y de alrededor de 30 centímetros de alto, con una tapa.
Se practican cuatro aberturas laterales repartidas alrededor del cubo, de 4 a 15 centímetros cuadrados y a unos 10 centímetros del borde superior del cubo. Se practican también cuatro aberturas de las mismas dimensiones en la tapa. La menos eficaz es la de color blanco, viéndose más atraídos los picudos por la de color amarillo.
Que la superficie del cubo sea lisa o rugosa no tiene mucha importancia si, como se aconseja desde la Estación Phoenix, las trampas se colocan parcialmente enteradas.
Suspendidos de la tapa se coloca un difusor que contiene la feromona de agregación y otro de acetato de etilo. Dentro de la trampa se debe colocar otro recipiente de menores dimensiones, que es el que contiene el cebo.
El fondo del cubo se cubre con agua para ayudar a mantener la humedad y ahogar los picudos. Mantener un alto nivel de humedad en los cubos constituye un elemento clave de la eficacia de las trampas. Se coloca también en el interior un embudo que ajuste perfectamente por debajo de las aberturas laterales del cubo, para favorecer la caída del picudo en la trampa. Además puede impedir que salga. La forma del embudo y el material que lo constituye tienen importancia en este último punto.
Las trampas deben colocarse preferentemente a la sombra y nunca al pie de una palmera sino a mitad de distancia entre las palmeras vecinas al punto elegido para colocar la trampa. Deben enterrarse en el suelo justo debajo del nivel de las aberturas. Pues nuestras observaciones sobre el comportamiento del picudo indican que, de preferencia, el picudo se acerca a las trampas andando y que la eficacia de las trampas es mucho mejor cuando el cubo está enterrado como anteriormente indicado en lugar de ser colocado en superficie.
Se aconseja revisar las trampas instaladas en una parcela al menos cada quince días para anotar el número de picudos atrapados, comprobar que siguen bien colocadas y completar, si es necesario, el nivel del agua. Si se encuentran al sol es necesaria entonces una revisión semanal durante el verano. Y hay que proceder a la renovación de la materia en fermentación por lo menos cada tres semanas.
Los atrayentes que se utilicen deben renovarse periódicamente, de acuerdo con las indicaciones del fabricante. Al mismo tiempo, desde la Estación Phoenix se mantienen abiertas otras líneas de investigación con el fin de encontrar mejores armas que permitan controlar la plaga que asola el palmeral de muchas comunidades.
Precisamente, entre las distintas líneas de investigación abiertas por la Estación Phoenix para acabar con la plaga, destaca el proyecto de mejora de las trampas con el fin de aumentar su eficacia, hacerlas cada vez más manejables para el agricultor y aumentar el número de capturas.
Los laboratorios ilicitanos vienen colaborando con distintas empresas especializadas, como es el caso de Econex. Una de las posibles opciones con las que se trabaja, como se apunta en la web de dicha empresa, se basa en que las investigaciones han demostrado que los picudos encuentran las palmeras hospedantes usando una combinación de señales sensoriales que incluyen olores, alimentos, colores, estímulos sexuales, táctiles y de temperatura. Se trata de explotar estas señales sensoriales usando componentes sofisticados y características avanzadas de diseño en las trampas para la detección, seguimiento y capturas masivas.
Los trabajos en campo abierto se han venido realizando en una finca de Andalucía, donde mediante las técnicas aplicadas se ha conseguido capturar en las trampas más de 3.000 insectos en lo que va de año. «Una gran mayoría eran hembras, con lo que ello supone», tal y como señaló Susi Gómez, investigadora de la Estación Phoenix, pero todavía hay mucho por andar.
«Vamos logrando cosas, pero debemos seguir trabajando, por ejemplo en la mejora del cebo. Estamos buscando que mantenga su atracción el tiempo suficiente como para que acabe dentro de la trampa. Conforme vamos avanzando en nuestro trabajo aprendemos más de las características del picudo rojo».
Acetato de etilo, fermento de agua, caña de azúcar y dátil molido es uno de los cebos más comunes, «pero la trampa es un todo en el que debemos tener en cuenta cómo colocarla para que su efectividad sea mayor, o de qué manera podemos favorecer que el picudo acceda a la trampa y no tenga la oportunidad de escapar de su interior. Son una serie de circunstancias que hay que tener controladas y en las que seguimos trabajando, porque nos enfrentamos a un insecto que es muy inteligente».
Hay semanas en las que el número de capturas es superior a otras. «Lo más importante es que se van capturando insectos, aunque lógicamente desearíamos que fueran más. Por eso hay que insistir en la mejora de las trampas para que cada vez sean más eficaces, y por supuesto en cuidar de su mantenimiento, que también es determinante a la hora de conseguir mayores objetivos».
Para la detección y seguimiento de los picudos, hay empresas que recomiendan usar de una a dos trampas por hectárea -en países como Israel en Israel se han llegado a instalar cuatro por hectárea-, colocadas en el suelo enterradas o colgadas en la palmera. Aunque en este caso la eficacia no está demasiado clara. Las trampas colocadas para realizar la detección o el seguimiento del insecto, deben colocarse a unos 100 metros unas de otras.
Las trampas deben mantenerse durante todo el año, en especial en primavera y verano, ya que la actividad de la plaga aumenta con la temperatura. Para hacer capturas masivas se recomienda aumentar la cantidad de trampas por superficie, según situación y homogeneidad de las parcelas. Se suele hablar de una cada 50 metros. Una trampa controla una superficie de entre 1.600 y 2.500 metros cuadrados, lo que se traduce, de acuerdo con las recomendaciones, en una densidad de 4 a 6 trampas por hectárea.
Al capturar tanto los adultos machos como las hembras, se reducen los apareamientos, por lo que las hembras no copuladas tendrán huevos inviables. A la vez que las hembras capturadas no podrán depositar los huevos sobre las palmeras.De este modo se reduce la población de la plaga.
Las trampas, de acuerdo con los datos facilitados por la Estación Phoenix, consisten generalmente en cubos de unos 15 litros y de alrededor de 30 centímetros de alto, con una tapa.
Se practican cuatro aberturas laterales repartidas alrededor del cubo, de 4 a 15 centímetros cuadrados y a unos 10 centímetros del borde superior del cubo. Se practican también cuatro aberturas de las mismas dimensiones en la tapa. La menos eficaz es la de color blanco, viéndose más atraídos los picudos por la de color amarillo.
Que la superficie del cubo sea lisa o rugosa no tiene mucha importancia si, como se aconseja desde la Estación Phoenix, las trampas se colocan parcialmente enteradas.
Suspendidos de la tapa se coloca un difusor que contiene la feromona de agregación y otro de acetato de etilo. Dentro de la trampa se debe colocar otro recipiente de menores dimensiones, que es el que contiene el cebo.
El fondo del cubo se cubre con agua para ayudar a mantener la humedad y ahogar los picudos. Mantener un alto nivel de humedad en los cubos constituye un elemento clave de la eficacia de las trampas. Se coloca también en el interior un embudo que ajuste perfectamente por debajo de las aberturas laterales del cubo, para favorecer la caída del picudo en la trampa. Además puede impedir que salga. La forma del embudo y el material que lo constituye tienen importancia en este último punto.
Las trampas deben colocarse preferentemente a la sombra y nunca al pie de una palmera sino a mitad de distancia entre las palmeras vecinas al punto elegido para colocar la trampa. Deben enterrarse en el suelo justo debajo del nivel de las aberturas. Pues nuestras observaciones sobre el comportamiento del picudo indican que, de preferencia, el picudo se acerca a las trampas andando y que la eficacia de las trampas es mucho mejor cuando el cubo está enterrado como anteriormente indicado en lugar de ser colocado en superficie.
Se aconseja revisar las trampas instaladas en una parcela al menos cada quince días para anotar el número de picudos atrapados, comprobar que siguen bien colocadas y completar, si es necesario, el nivel del agua. Si se encuentran al sol es necesaria entonces una revisión semanal durante el verano. Y hay que proceder a la renovación de la materia en fermentación por lo menos cada tres semanas.
Los atrayentes que se utilicen deben renovarse periódicamente, de acuerdo con las indicaciones del fabricante. Al mismo tiempo, desde la Estación Phoenix se mantienen abiertas otras líneas de investigación con el fin de encontrar mejores armas que permitan controlar la plaga que asola el palmeral de muchas comunidades.
Datos
Proyecto: Mejora de las trampas que se utilizan para la captura de ejemplares de picudo rojo.
Realización: Investigadores de la Estación Phoenix con la colaboración de empresas del sector.
Objetivo: Conseguir un mayor número de capturas.
Trabajos: Se busca potenciar el cebo para que su poder de atracción se prolongue durante más tiempo, y se intenta que las trampas sean más manejables y sencillas para el agricultor.Realización: Investigadores de la Estación Phoenix con la colaboración de empresas del sector.
Objetivo: Conseguir un mayor número de capturas.
Pruebas: Se desarrollan en una finca en Andalucía.
Lucha: La Estación Phoenix mantiene abiertas otras líneas de investigación.
Lucha: La Estación Phoenix mantiene abiertas otras líneas de investigación.
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