domingo, 11 de febrero de 2007

Elda guardará el bastón de mando del presidente Manuel Azaña por ser ciudad-símbolo de resistencia republicana durante la Guerra Civil



El Ayuntamiento de Elda ha recibido el bastón de mando de Manuel Azaña, uno de los presidentes durante la corta vida de la Segunda República. Se trata de una pieza que ha sido entregada a Elda, porque la ciudad simboliza la resistencia republicana en la Guerra Civil. Hasta el momento, el ex presidente de la República de Portugal, Jorge Sampaio, custodiaba esta pieza histórica, cargada de simbolismo, y fue el mismo Sampaio el que decidió que Elda era el lugar indicado para que se guardara y cuidara.

El alcalde de Elda, Juan Pascual Azorín, recibió en mano el bastón la semana pasada, durante su estancia en Madrid con motivo de la promoción de Elda en la Feria del Turismo (Fitur). Azorín se ha mostrado muy honrado con este gesto y ha prometido custodiar la vara y exponerla para que todos los eldenses puedan disfrutar de esta pieza que recuerda el poder republicano en Elda.

Por el momento, el Ayuntamiento estudia el lugar de exposición. Azorín ha adelantado que podría ser cualquiera de los museos de la ciudad e, incluso, de forma temporal, la biblioteca pública Alberto Navarro.

Un honor

El historiador eldense, Ramón Valero Escandell, ha resaltado el papel de Elda en este momento histórico: «Elda volvió a ser protagonista en defensa de esa legitimidad que Azaña representaba como presidente».

«En Elda y Petrer se trató de fraguar la última resistencia, otorgando durante unos días un protagonismo histórico especial a estos pueblos, y aquí fue donde el gobierno Negrín conoció la dimisión del presidente Azaña», concluía Valero.

Para este historiador, recibir el bastón de Manuel Azaña, al cual denomina el cetro republicano, es «un honor para los que consideramos que los ciudadanos deben asumir como propia la historia de quienes le precedieron, suponiendo un reconocimiento a un papel histórico desempeñado por estas tierras».

De aquellos años de Azaña quedan en Elda «hitos entrañables», según este historiador, como la plaza Castelar, el Colegio Castelar y las Escuelas Nacionales, que hoy ocupan el colegio público Padre Manjón y la nueva biblioteca municipal Alberto Navarro.

En relación a la figura de Azaña, Valero Escandell ha destacado que recuperó algunas de las ideas que Castelar había predicado tiempo atrás «y de las que miles de eldenses, de toda condición y credo político, estaban especialmente orgullosos: el amor incuestionable a España, compatible con una amplia descentralización territorial en todos los aspectos; la defensa de la legalidad democrática y del imperio de la ley; la República como expresión de esa democracia; el progreso material que alcanzase a todas las capas sociales y la regeneración ciudadana a partir de la educación».

Este podría ser el primer paso de un proyecto mucho mayor, puesto que el concejal de Promoción Exterior y Turismo, Carlos Ortuño, ha adelantado que la Mancomunidad Intermunicipal del Valle del Vinalopó prepara la creación de una ruta local que recuerde los lugares donde se vivió la última resistencia del bando republicano durante la Guerra Civil.

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