VALENCIA.-
De coincidir entre los techos artesonados y muros con tapices del Palau
de la Generalitat a hacerlo entre las frías paredes modulares de la
enfermería de la cárcel de Picassent.
De despachar sobre las intríngulis de los últimos planes de empleo o de
los programas de ayuda social a hablar sobre qué se puede comprar en el
economato o los horarios en prisión. De presidente de la Generalitat y
conseller de Trabajo y (luego) de Bienestar Social a compañeros de
'chabolo'. Eduardo Zaplana y Rafael Blasco están ambos ingresados en el módulo de enfermería de Picassent, como confirmaron fuentes penitenciarias, según publica hoy Las Provincias.
La
coincidencia entre ambos (si no se ha producido ya) es cuestión de
tiempo, aunque los dos exresponsables del Consell comparten módulo de
enfermería, pero no se encuentran en la misma ala. Eduardo Zaplana se
halla en la zona conocida como B-1, el área destinada a los internos que
padecen enfermedades graves o crónicas,
y donde ha quedado ingresado a consecuencia de su leucemia.
La zona B-2
es la que ocupan los presos que sufren problemas psiquiátricos. La B-3,
en la que está Rafael Blasco, es para los reclusos que padecen
enfermedades pasajeras, lesiones temporales o que tienen una avanzada
edad, circunstancia esta última que se aplica al exconseller, por sus 73
años. La relevancia pública de los internos (su condición de
VIP) es también un motivo que habitualmente conduce a su internamiento
en la enfermería.
Pero la presencia de Blasco -quien cumple condena desde 2015 por el desvío de fondos en el 'caso Cooperación'-
en el ala B-3 de enfermería no responde sólo a destino de ingreso, sino
también a la labor que el exconseller lleva a cabo entre rejas. Las
mismas fuentes explicaron que Blasco trabaja en la cárcel como ordenanza
de enfermería, ayudando a los médicos del módulo y como uno de los
presos de confianza que acompañan a otros internos.
Para
coincidir, Zaplana y Blasco deberán hacerlo durante esta labor de apoyo
a los médicos que lleva a cabo el exconseller condenado.
Y es que ambos ni siquiera comparten patio ni comedor, pues cada una de
las alas de la prisión tiene su propia dependencia. Incluso para acudir
al economato lo hacen por ventanillas distintas.
Zaplana llegó a
la cárcel de Picassent ya entrada la noche. Y los funcionarios siguieron
estrictamente el protocolo que se aplica a cualquier ingreso. Al
expresidente se le hizo la ficha carcelaria, las correspondientes
fotografías y se le entregaron las normas y horarios del establecimiento
penitenciario.
«Se le cacheó y se registraron sus pertenencias, como a los demás presos»,
según explicó un funcionario. El expresidente aportó diversos
documentos médicos que atestiguan la leucemia que padece, así como del
tratamiento que debe seguir.
Los empleados penitenciarios le hicieron entrega de una almohada, sábanas y una manta,
el ajuar carcelario para la cama que ocupará Zaplana en el interior del
centro Antoni Asunción de Picassent. «Él dio las gracias. No
dijo mucho
más. Se mostró en todo momento tranquilo y muy correcto con los
funcionarios», aseguró un responsable de la vigilancia en la prisión
valenciana.
Tras
pasar la noche sin ninguna incidencia, ayer por la mañana el
expresidente tomó la primera comida de su estancia entre rejas. Para
desayunar, café con leche, un pan redondo con mantequilla y mermelada, y
galletas.
El expresidente empezó a recibir entonces las visitas de los
especialistas de la cárcel de Picassent que se ocupan del procedimiento
de ingreso. Educador, psicólogo y asistente social examinaron cómo se
encontraba. El dictamen de los profesionales fue que no era necesario
incluir al expresidente dentro del protocolo de prevención de suicidios,
aunque Zaplana si se encuentra acompañado en su unidad por varios presos de confianza.
Las normas de visita en el centro Antoni Asunción establecen que el
arrestado puede entrevistarse con su abogado en todas las ocasiones que
precise. Las reuniones con sus familiares están más restringidas, limitándose a una por semana.
Los 'vis a vis' (visitas con personas cercanas sin presencia de
funcionarios) tendrá que solicitarlos con antelación y ser autorizados
por el director de la cárcel.
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