miércoles, 24 de noviembre de 2021

Invocan a Dios para la no vacunación en el "Cinturón bíblico" de Holanda



ÁMSTERDAM.- Desde su consultorio en la remota villa pesquera holandesa de Urk, el médico de familia Wilco Bloed trata de convencer a los que, invocando a Dios, no quieren vacunarse contra el covid-19. 

Solo un tercio de la población se ha inoculado en esta región protestante profundamente conservadora, conocida como el "Cinturón Bíblico", que tiene el peor porcentaje de vacunación en Holanda.

"La aversión a la vacunación está bastante extendida (...) Es cierto que la gente en Urk puede ser bastante terca", se resigna este médico que llegó al pueblo hace 15 años.

Pero con las infecciones en auge en todo el país, los médicos en Urk han lanzado su propia campaña para lograr que los reticentes se vacunen.

De hecho, desde el inicio de este programa a principios de noviembre, el porcentaje de inmunizados subió al 3%, todavía lejos del 84,7% de media a nivel nacional.

Urk fue "zona cero" de los peores disturbios registrados en Holanda en décadas, que estallaron en enero por el confinamiento decretado por el coronavirus.

Desde entonces, la localidad ha presenciado refriegas con periodistas ante iglesias que ofrecían misas durante el confinamiento y pequeños altercados el sábado por la noche mientras nuevos disturbios sacudían el país.

El pueblo, con su puerto y sus cabañas de pescadores de postal, fue una isla hasta hace 70 años, cuando se unió al continente con un proyecto de reclamación de tierras, pero mantiene su mentalidad insular.

El municipio conserva la estricta creencia calvinista del llamado "Cinturón bíblico" que se expande hasta el corazón de los Países Bajos.

Los pensamientos religiosos han sido un factor relevante de las bajas de vacunación ante todo tipo de enfermedades en esta localidad, que sufrió un brote de sarampión hace dos años.

Para algunos, inocularse es intervenir en la voluntad de Dios, pero el asunto es complejo, asegura el reverendo Alwin Uitslag, de la iglesia reformada Eben-Haezerberk de Urk.

"Por un lado, la Biblia dice que puedes tomar precauciones. Te puedes preparar para algunas crisis" como el coronavirus, asegura Uitslag.

"Por otro, dice que la vacunación no está permitida porque no puedes intervenir en la providencia divina", añade.

El reverendo describe su iglesia como "estricta", con normas que incluyen dos servicios los domingos durante los que las tiendas están cerradas y la gente no puede ir a trabajar.

Las mujeres deben vestir vestidos y velo para la plegaria.

Pero en lo referente a las vacunas, la decisión final se deja en manos de la "consciencia individual", dice el pastor.

"Es mi trabajo dar buena información a los miembros de la iglesia, no es mi trabajo darles indicaciones sobre hacerlo o no hacerlo", argumenta, sin querer desvelar si él se ha vacunado.

En este pueblo donde la ciencia y la religión chocan, médicos y pastores aseguran estar en conversaciones para encontrar la mejor forma de proceder.

La religión es "de hecho una parte muy pequeña" del problema, señala Bloed.

También hay "un amplio temor de los efectos secundarios", sumado al aislamiento de Urk respecto al gobierno central, la desinformación y la resistencia de los jóvenes a vacunarse.

Los resultados de la campaña, desplegada junto a las autoridades sanitarias regionales y la municipalidad local, son por ahora alentadores, aunque queda terreno por recorrer.

Miembro también de la iglesia reformada de Urk, el doctor deja en este caso su creencia religiosa al margen.

"Mira, yo también soy cristiano. Y sí, no hace falta estar de acuerdo en todo".

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