Hace justo dos semanas que el copríncipe Emmanuel Macron hizo su primera
visita oficial a Andorra, en una jornada intensa para las ciudadanas y
los ciudadanos de nuestro país, que conocieron personalmente a un jefe
de Estado próximo, que no dudó a romper el protocolo para ganar la
distancia que a menudo separa los responsables políticos de la gente.
El
copríncipe Macron no solo tuvo gestos de atención y afecto con todo el
mundo que se dirigió a él, ya fuera para saludarlo, hacerse una foto,
firmar un autógrafo o contarle sus experiencias o sus situaciones
personales, sino que también reafirmó su compromiso y su rol como
copríncipe, el de ser el garante de la independencia del Principado.
El pasado viernes, 13 de septiembre, pudimos captar, gratamente, su
forma de actuar y la proximidad que mostró. Una actitud que le permitió
impregnarse de la realidad de Andorra y de su gente. El copríncipe
dedicó una gran parte de su tiempo a recorrer, una por una, las siete
parroquias, y en todas ellas se reunió mucha gente para poner de
manifiesto la confianza de nuestra ciudadanía hacia la institución del
Coprincipado. Una institución en la que el rol de jefe de Estado recae
de forma indivisa y compartida en el presidente de la República Francesa
y el obispo de Urgell.
Esta fórmula genuina ha permitido la pervivencia y la prosperidad de
Andorra a lo largo de los siglos gracias a un equilibrio de poderes
entre las dos personalidades que asumen este rol. Desde los Pariatges de
1278 y 1288 hasta nuestros días, los copríncipes han sido el símbolo
más importante de la neutralidad y la soberanía de nuestro país. Una
institución que nos define y que continúa viva y vigente, porque
responde a una realidad palpable: la independencia de Andorra y la
voluntad de los andorranos de preservar el equilibrio a ambos lados de
los Pirineos.
Es obvio que la figura de los copríncipes ha sido útil para Andorra en
el pasado, en tiempo de guerras y tribulaciones, pero no es menos cierto
que hoy en día sigue siendo una institución capital para Andorra, dado
que ofrece un apoyo decisivo, más allá de nuestras fronteras, a las
acciones exteriores de nuestro país.
A la vez, conlleva implicaciones
positivas en clave interna, como por ejemplo la existencia de dos
sistemas educativos, el francés y el español, que, junto con el sistema
educativo andorrano, convierten el Principado en un país con una
educación de primer nivel de elección libre, gratuita y pública.
Del
mismo modo, estoy convencido de que en el futuro, en un mundo cada vez
más globalizado donde cuesta esfuerzo hacer sentir la voz de los
pequeños países, los copríncipes seguirán teniendo un papel muy
relevante.
Así lo manifestó el copríncipe Emmanuel Macron en su intervención ante
centenares de personas a la Plaça del Poble de Andorra la Vella. Un
discurso comprometido y muy concreto, pronunciado después de una jornada
intensa y cargada de emociones.
Dirigiéndose a las ciudadanas y los
ciudadanos con el máximo respeto por su historia, sus particularidades,
su idiosincrasia y su tradición democrática. Sin olvidar nunca que el
territorio andorrano está por encima de las ideologías políticas,
Emmanuel Macron no rehuyó ninguno de los retos a los que tiene que hacer
frente próximamente nuestro país. El copríncipe fue al detalle en
cuestiones que nos preocupan, extendiendo la mano, sin poner trabas y
ofreciendo su apoyo.
El año 2017, cuando Emmanuel Macron fue elegido presidente de la
República Francesa y se convirtió a la vez en copríncipe de Andorra, ya
nos sorprendió entregando a las instituciones andorranas una fotografía
oficial, posando ante la bandera andorrana y luciendo la medalla de
copríncipe. Un hecho inusual que generó unas altas expectativas que el
jefe de Estado ha sabido confirmar en esta visita.
Macron se ha mostrado siempre consciente de los retos que Andorra
tiene que superar. El copríncipe ha manifestado en varias ocasiones que
nuestro país ha escogido la buena dirección para garantizar su
prosperidad en el futuro: encontrar un encaje con Europa a través de un
acuerdo de asociación que nos permitirá participar plenamente en el
mercado común europeo. En este sentido, una vez más, dejó claro su pleno
apoyo porque este acuerdo se pueda materializar de la manera más
beneficiosa para Andorra, respetando determinadas particularidades y
abriendo nuevas oportunidades para nuestros jóvenes, trabajadores y
empresarios.
El Gobierno que tengo el honor de encabezar entiende que Andorra
necesita acercarse a la Unión Europea, puesto que es nuestro ámbito de
relación y de negocio natural, y necesitamos consolidar los intercambios
económicos, turísticos y demográficos con los países que forman parte
de ella. Ahora bien, la Unión Europea también debe saber encontrar el
encaje de nuestro país, teniendo en cuenta nuestra dimensión y nuestras
especificidades.
En este sentido, el copríncipe mostró su convicción que Andorra no
tiene que tener miedo de asociarse con la UE, porque el proyecto
comunitario no tiene que diluir las identidades propias de cada país,
sino que tiene que hacerlas valer para conseguir un mayor equilibrio
interno y, al mismo tiempo, hacerse todavía más fuertes ante el resto
del mundo. Este apoyo explícito, este mensaje hacia Andorra, pero
también hacia Europa, del presidente de uno de los países con más peso
político, económico y social de la UE, es de gran importancia para
nosotros, en un momento en el que se están negociando las condiciones
bajo las cuales podremos acceder al mercado interior europeo.
Como decía, ninguna cuestión relevante quedó al margen durante la
visita del presidente francés, y por este motivo también se mencionó la
mejora de las comunicaciones viarias entre Francia y Andorra. Es
evidente que la potenciación de nuestras relaciones bilaterales de todo
tipo con Francia pasa, ineludiblemente, por mejorar esta cuestión. Y así
lo manifestó de forma expresa el copríncipe Macron, que subrayó la
necesidad de garantizar la fluidez de la circulación de vehículos en la
zona fronteriza, condicionada históricamente por el clima y los riesgos
naturales.
Nuestro punto de conexión más evidente con los vecinos franceses son
las infraestructuras, pero, para estrechar los lazos que nos unen con el
pueblo galo y su cultura, también debemos continuar reforzando aspectos
como la presencia del sistema educativo francés en Andorra y el
incremento de la cifra de alumnos que siguen los estudios de enseñanza
superior en Francia. Dar a las diferentes generaciones de niños y
jóvenes de Andorra la oportunidad de formarse en francés es capital,
puesto que nos abre al mundo y enriquece una identidad cultural
compartida con nuestros vecinos del norte.
No podemos dejar pasar esta
magnífica oportunidad que hemos tenido históricamente y que continuamos
teniendo. Además, tal como recordó el copríncipe Macron, la mejora de
las relaciones entre Andorra y Francia pasa por restablecer los
servicios consulares franceses en el principado, lo cual nos debe
permitir potenciar la presencia francesa en nuestro país.
En la escena internacional, Francia y Andorra están unidos por la
voluntad de tener un papel activo en la puesta en marcha de alternativas
para actuar ante la emergencia climática actual. Desde los Pirineos
tenemos presente que nuestra capacidad de generar bienestar y riqueza
depende, en buena parte, del ecosistema de alta montaña. Francia
comparte esta prioridad, y Emmanuel Macron manifestó que hay que
repensar el modelo económico vinculándolo con el desarrollo sostenible.
Un cambio indispensable en la época que vivimos y algo que nosotros, los
andorranos, ya hemos empezado a hacer gracias a un ambicioso plan de
transición energética.
Por otro lado, el jefe de Estado no quiso eludir la cuestión del
aborto, consciente del debate que genera dentro de nuestra sociedad. Un
debate que consideró que no tiene que poner en riesgo la continuidad del
Coprincipado parlamentario, y puso énfasis en el hecho de que en
Andorra la figura del copríncipe debe actuar como garante de la
Constitución, y que, por lo tanto, las cuestiones propias de la política
interna son potestad y competencia únicamente de los poderes
legislativo y ejecutivo andorranos.
En este sentido, pude reafirmar el compromiso del Gobierno andorrano,
contraído en las urnas, de trabajar para apoyar y acompañar a las
mujeres que se encuentren en esta situación. Un compromiso que se ha
convertido en una prioridad para el Ejecutivo, que está trabajando en la
creación de cara a los próximos meses del Servicio de Atención Integral
a las Mujeres.
Además, durante este mandato nos hemos comprometido a
garantizar la plenitud de derechos a las mujeres a través de la
aprobación de una ley específica de igualdad efectiva entre mujeres y
hombres, sin que ello ponga en riesgo nuestro régimen institucional.
En definitiva, la visita del copríncipe Macron no solo ha reforzado
la vigencia del Coprincipado parlamentario andorrano, sino que también
se ha traducido en una serie de compromisos centrados a intensificar las
relaciones bilaterales entre Francia y Andorra. Esto supone trabajo
para los dos países, y desde el Gobierno de Andorra ya hemos empezado a
trabajar para que los anuncios hechos y los compromisos contraídos
puedan ser una realidad lo antes posible.
Porque estamos firmemente
dispuestos a reforzar los vínculos que unen Francia y Andorra, y porque
estamos convencidos que la mejor manera de garantizar la pervivencia y
la prosperidad de nuestro país pasa por abrirnos a Europa y al mundo sin
dejar de ser lo que somos. Lo dijo el copríncipe Charles de Gaulle
cuando visitó Andorra en 1967 y hoy en día es más válido que nunca: los
andorranos queremos seguir siendo nosotros mismos, sin renunciar a hacer
de esta época la nuestra.
(*) Jefe del Gobierno en el Principado de Andorra
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