En la capital austriaca se han manifestado por el confinamiento decretado por el Gobierno a partir del lunes ante el impacto de la cuarta ola y el anuncio de que se prepara una ley que hará obligatoria la vacunación contra la covid-19 el próximo febrero. Un millar de daneses ha protestado contra la reinstauración del certificado covid para acudir a lugares de ocio.
Y, en la ciudad holandesa la protesta se transformó en la madrugada del sábado en un estallido de violencia inusitada. Al menos siete personas resultaron heridas —entre policías, manifestantes y un periodista que cubría los hechos y fue atacado por los segundos— y hubo medio centenar de arrestos, según la crónica del diario El País.
Algunas medidas están soliviantando a la población. En Austria, varias manifestaciones han recorrido tramos del centro histórico de la capital, que han realizado también concentraciones en distintos puntos, una forma de marcar presencia y, al mismo tiempo, bloquear el corazón de la ciudad. Un gran despliegue policial (13.000 agentes, según los medios austriacos) ha vigilado las protestas para reaccionar ante posibles incidentes y por megafonía se advertía constantemente de que era obligatorio llevar la mascarilla FPP2, que muchos asistentes no se han puesto hasta ser apercibidos.
Tras un arranque tranquilo animado por música popular, se ha producido algunos incidentes y al menos cinco detenciones, además de denuncias por el uso de simbología nazi, que en Austria es un delito. Entre los motivos de esas denuncias ―según el diario Der Standard― está el empleo de estrellas de David con la palabra “no vacunado” por parte de los asistentes a la protesta. Algunos manifestantes han arrojado latas de cerveza y botellas de plástico a la policía, según el mismo medio, y ha habido choques con los agentes.
Las autoridades estiman que entre 35.000 y 40.000 personas han participado en la protesta, salpicada por eslóganes como “resistencia” y “corona fake”, entre otros. Los manifestantes marcharon por las calles portando banderas de Austria, mensajes negando la existencia de la enfermedad y contra la vacunación.
Anton Egger, óptico de 37 años, y su novia, Monika Kaltschmid, de 29 y que se dedica a proyectos de iluminación, no llevaban mascarilla y no están vacunados. “He rechazado seguir las reglas del Gobierno. No nos trata como a adultos, y la presión me ha obligado a dejar el trabajo”, afirmó Egger. Ella rechazó también tener que presentar pruebas negativas de la covid para trabajar en contacto con el público. “Esto huele a nazismo”, sostuvo el hombre.
La convocatoria principal corrió a cuenta del partido de ultraderecha FPÖ, que ha marcado el paso de la protesta y alienta el movimiento de escépticos con la vacuna y la covid. Su líder, Herbert Kickl, que está en cuarentena tras dar positivo, afirmó el viernes, tras anunciarse un nuevo confinamiento y la vacunación obligatoria, que Austria se está convirtiendo “en una dictadura”. Así lo han replicado este sábado varios oradores que se han dirigido a los manifestantes entre gritos de “nosotros somos el pueblo”, “dictadura”, “resistencia”.
Parte de los asistentes llevaba brazaletes del partido ultra o son miembros de la formación, como Günther Mück, de 54 años, que no se opone a un nuevo encierro para frenar los contagios, pero sí a la vacunación obligatoria. “Va en contra de la razón, solo lo hacen para vender vacunas, no sobre una base científica”, sostenía en la plaza de los Derechos Humanos, uno de los puntos de la protesta.
Las pancartas mostraban que la decisión anunciada el viernes por el canciller democristiano, Alexander Schallenberg, que gobierna en coalición con Los Verdes, ha movido también la protesta. “Obligación de pensar en vez de obligación de vacunar”; “por la libertad, sobre mi cuerpo decido yo”, decían algunas pancartas.
La plaza de los Héroes albergaba poco después del mediodía a varios miles de personas, que han reaccionado con una sonora pitada cada vez que la megafonía de la policía advertía de que hay que llevar mascarilla —los organizadores las ofrecían― y de que se grababa el acto ante posibles incidentes.
Aunque la presencia de figuras de la extrema derecha y de simpatizantes del FPÖ era clara, la manifestación atrajo a una variedad de personas, desde partidarios de las teorías de la conspiración hasta personas que desconfían del poder excesivo del Estado, pasando por grupos de cristianos evangélicos.
“No soy de ningún partido, pero estoy a aquí por mi libertad y la de nuestros hijos”, destacó Bettina K., de 54 años, mientras esperaba uno de los discursos, y añadía que no se fía de la vacuna porque “es un experimento”. Otros han venido solo para mostrar su rechazo a la vacunación obligatoria, como Barbara K., de 29 años. “Yo estoy vacunada, pero esto no lo pueden decidir por nosotros. Hay que votarlo”, exigió.
Austria inició el pasado lunes un confinamiento para no vacunados para intentar parar una ola que ha disparado los contagios por encima de los 15.000 diarios y con decenas de muertos. Ante el imparable aumento, el encierro se extenderá el lunes durante 20 días a toda la población. La tasa de vacunación, cercana al 66%, es una de las más bajas de la Europa occidental.
“Vacunad a vuestras madres”
Alrededor de 15.000 personas, según cálculos de los medios locales, se han manifestado este sábado en el centro de Zagreb (en la imagen) contra las medidas gubernamentales para reducir los contagios de coronavirus. “Libertad”, “Vacunad a vuestras madres, dejad a nuestros niños en paz”, “Stop a los certificados covid”, “No vais a vacunar a nuestros hijos” y “Croacia libre” eran algunos de los lemas de las pancartas, entre las que también figuran muchas imágenes de la Virgen María y Jesús, así como banderas croatas, según informa la agencia española de noticias EFE.
Entre los manifestantes, muchos de ellos sin la obligatoria mascarilla, había varios políticos de la ultraderecha y activistas de asociaciones católicas ultraconservadoras. La multitud acusó también de “traidor” al primer ministro conservador, Andrej Plenkovic, y cantó canciones patrióticas durante la protesta.
La principal exigencia de los manifestantes es que el Gobierno anule la obligación, en vigor desde el martes, de mostrar el certificado covid (de vacunación, haber pasado la enfermedad o un test negativo) a la entrada en todas las instituciones públicas, como correos, oficinas municipales, comisarías de policía o centros sanitarios.
Croacia, donde solo un 46% de la población está vacunada con la pauta completa, está pasando por una dura cuarta ola, con récords de contagios y elevado número de muertos por coronavirus, mientras los hospitales ya están al límite de sus capacidades.
Violencia en Róterdam
Ahmed Aboutaleb, alcalde socialdemócrata de Róterdam, ha calificado los incidentes de la ciudad portuaria de “orgía de violencia”, y ha dicho que las fuerzas del orden han sido atacadas varias veces y se han visto obligadas a defenderse. “Han efectuado varios disparos de aviso que estamos investigando”, informa Isabel Ferrer.
Mientras se investiga la naturaleza de los disparos, circula por las redes sociales un vídeo donde un hombre recibe supuestamente un tiro, y el Departamento Nacional de Investigación Criminal está analizando lo ocurrido. La concentración derivó en un disturbio en toda regla poco después de que varios centenares de personas empezaran a lanzar objetos y fuegos artificiales y petardos de gran calibre contra los agentes. Los coches de Policía fueron incendiados y se destrozaron bicicletas, paradas de autobús y señales de tráfico. Hubo también saqueo de tiendas.
En un momento dado se cerró el acceso a la estación central de ferrocarril, y según la Policía, se produjo una combinación de factores. Cuando llegaron refuerzos de fuerzas antidisturbios, la Policía regular estaba cercada por los manifestantes. “En varios momentos, los agentes se vieron obligados a disparar. Entonces, hubo gente que se lanzó contra ellos y ese grupo ya no eran manifestantes, sino algo más”, ha declarado el alcalde Aboutaleb.
Por otro lado, las autoridades de Guadalupe, una de las dos principales islas de las Antillas francesas, anunciaron el viernes la instauración de un toque de queda nocturno, tras las violentas protestas contra el pase sanitario. El prefecto de la isla, Alexandre Rochatte, anunció un toque de queda inmediato hasta el 23 de noviembre (de 18.00 a 5.00, hora local) “ante el malestar social en el departamento y los actos de vandalismo”, según su oficina.
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