S&P, una de las tres grandes calificadoras de riesgos de deudas soberanas (de cada país), asignó una "perspectiva negativa" al crédito a largo plazo y a corto plazo del Reino Unido, actualmente anotados respectivamente como AAA y A-1+, que representan las mejores valoraciones posibles, de las que gozan solamente las economías más robustas.
La degradación de la perspectiva "está basada en que creemos que el endeudamiento global del Reino Unido puede acercarse al 100% del PIB (Producto Interno Bruto) y permanecer en ese nivel a medio plazo", explicó S&P en un comunicado.
S&P amenaza con degradar la nota del Reino Unido si considerase que "los planes de consolidación presupuestaria del gobierno que surja de las elecciones (generales de 2010) son impropios para dar una trayectoria descendente a la deuda a medio plazo". "La perspectiva podría volver en cambio a su nivel de estable si se adoptan medidas globales para estabilizar las finanzas públicas", agrega el autor del informe, el analista David Beers.
Entre los países con nota máxima en Europa occidental, S&P sólo rebajó de categoría, desde la agravación de la crisis mundial a fines del año pasado, a España y Portugal (de AAA a AA+). También rebajó (de A a A-1) a Grecia y Portugal.
Otra agencia, Fitch, degradó por su lado la calificación de Irlanda.
La degradación de la nota puede tener importantes consecuencias, pues provoca un alza de los intereses reclamados por los inversores para comprar las emisiones de deuda de países necesitados de cubrir de ese modo sus crecientes déficits fiscales.
El déficit público británico se disparó a un récord de 8.500 millones de libras (9.600 millones de euros, 13.220 millones de dólares) en abril, ahora que el gobierno laborista procede a millonarios rescates bancarios y registra ingresos fiscales menores a causa de la crisis, de acuerdo con datos oficiales suministrados este jueves.
Esa cifra, y la degradación de la nota por S&P, provocaron una inmediata caída de la libra esterlina y de la Bolsa de Londres. A inicios de la tarde, el índice Footsie-100 de los principales valores bursátiles caía un 2% y la libra llegó a negociarse a 1,55 dólares, aunque luego repuntó a 1,56, tras haber cerrado la víspera a 1,58.
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