ALICANTE.- La salida a Bolsa de Caja Mediterráneo (CAM) acarreará consecuencias en la estructura y la actuación de la entidad. Una de las más llamativas es el código de conducta y el acuerdo de confidencialidad por parte de los miembros del consejo de administración y de los empleados que participen en el proceso, según fuentes de la Caja citadas por "Abc".
Desde la aprobación de la emisión de cuotas participativas, que supuso el primer paso de su salida a Bolsa -prevista inicialmente para finales de 2007, pero aplazada hasta un máximo de tres años por la inestabilidad del mercado-, las decisiones estratégicas de la entidad son trasladadas a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
De momento, se trata de un trámite informativo no sometido todavía al organismo encargado «de la supervisión e inspección de los mercados de valores españoles y de la actividad de cuantos intervienen en los mismos», según reza la propia definición de la Comisión, que tiene como función «garantizar la seguridad de sus transacciones y a la solvencia del sistema».
En este sentido, la CAM estaba caracterizada hasta la renovación de su consejo en febrero de 2007 por ser una entidad en la que las diferencias entre las distintas sensibilidades internas se dirimían en los medios de comunicación e, incluso, algunos directivos conocían antes por la prensa que por cauces internos algunas decisiones estratégicas.
Ahora, se ha emprendido un «cambio de mentalidad». El asunto no es baladí, ya que cualquier decisión puede afectar al valor de la emisión hasta que se lleve a efecto. Y, posteriormente, a partir de que que la CNMV informe del hecho relevante de la emisión de sus cuotas, afectará a la cotización. Todo ello, además, en el contexto de un mercado internacional en el que el fenómeno de la globalización puede llevar a que cualquier escándalo, por «pequeño» que sea, llegue a hundir la cotización.
Ante este nuevo entorno, la primera Caja española que cotizará en Bolsa analiza con preocupación la incertidumbre del mercado financiero y, sobre todo, la falta de confianza del sector ante la creencia de que todavía no se ha tocado fondo.
En cualquier caso, para su salida a Bolsa se han de cumplimentar unos requisitos, según el informe solicitado por la CAM al banco de inversión Lheman Brothers, al que ha tenido acceso "Abc".
Entre ellos, una «solicitud de autorización previa a la admisión de cotización» registrada con anterioridad en la CNMV; la formalización de un «contrato español de aseguramiento minorista e institucional», y otro «entre sindicatos y entre los managers internacionales», más conocidos como «brokers»; formalizar «la escritura pública de la emisión de cuotas participativas», y «un folleto informativo internacional», así como elevar otro contrato «de aseguramiento internacional».
Reparto de las cuotas
Aunque esta «lista de documentación» sea bastante larga, fuentes de la entidad aseguran que en el momento en que se decida la emisión de cuotas, todo puede estar preparado en 24 horas. En este sentido, parece que lo difícil, al margen de la decisión de en qué momento salir a Bolsa en un momento bursátil de caídas históricas, será acordar el reparto de tramos que corresponderá a instituciones, clientes y empleados, indican las mismas fuentes.
De momento, este reparto, cuya decisión compete únicamente a la CAM, podría quedar establecido en un 60% para el tramo institucional; un 30% para clientes y un 10% para empleados, según fuentes de la entidad.
Otro punto «peliagudo» que deberá decidir el consejo es si los directivos podrán comprar cuotas dentro del tramo de empleados o se quedarán fuera al considerar que han podido disponer de información privilegiada.
Desde la aprobación de la emisión de cuotas participativas, que supuso el primer paso de su salida a Bolsa -prevista inicialmente para finales de 2007, pero aplazada hasta un máximo de tres años por la inestabilidad del mercado-, las decisiones estratégicas de la entidad son trasladadas a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
De momento, se trata de un trámite informativo no sometido todavía al organismo encargado «de la supervisión e inspección de los mercados de valores españoles y de la actividad de cuantos intervienen en los mismos», según reza la propia definición de la Comisión, que tiene como función «garantizar la seguridad de sus transacciones y a la solvencia del sistema».
En este sentido, la CAM estaba caracterizada hasta la renovación de su consejo en febrero de 2007 por ser una entidad en la que las diferencias entre las distintas sensibilidades internas se dirimían en los medios de comunicación e, incluso, algunos directivos conocían antes por la prensa que por cauces internos algunas decisiones estratégicas.
Ahora, se ha emprendido un «cambio de mentalidad». El asunto no es baladí, ya que cualquier decisión puede afectar al valor de la emisión hasta que se lleve a efecto. Y, posteriormente, a partir de que que la CNMV informe del hecho relevante de la emisión de sus cuotas, afectará a la cotización. Todo ello, además, en el contexto de un mercado internacional en el que el fenómeno de la globalización puede llevar a que cualquier escándalo, por «pequeño» que sea, llegue a hundir la cotización.
Ante este nuevo entorno, la primera Caja española que cotizará en Bolsa analiza con preocupación la incertidumbre del mercado financiero y, sobre todo, la falta de confianza del sector ante la creencia de que todavía no se ha tocado fondo.
En cualquier caso, para su salida a Bolsa se han de cumplimentar unos requisitos, según el informe solicitado por la CAM al banco de inversión Lheman Brothers, al que ha tenido acceso "Abc".
Entre ellos, una «solicitud de autorización previa a la admisión de cotización» registrada con anterioridad en la CNMV; la formalización de un «contrato español de aseguramiento minorista e institucional», y otro «entre sindicatos y entre los managers internacionales», más conocidos como «brokers»; formalizar «la escritura pública de la emisión de cuotas participativas», y «un folleto informativo internacional», así como elevar otro contrato «de aseguramiento internacional».
Reparto de las cuotas
Aunque esta «lista de documentación» sea bastante larga, fuentes de la entidad aseguran que en el momento en que se decida la emisión de cuotas, todo puede estar preparado en 24 horas. En este sentido, parece que lo difícil, al margen de la decisión de en qué momento salir a Bolsa en un momento bursátil de caídas históricas, será acordar el reparto de tramos que corresponderá a instituciones, clientes y empleados, indican las mismas fuentes.
De momento, este reparto, cuya decisión compete únicamente a la CAM, podría quedar establecido en un 60% para el tramo institucional; un 30% para clientes y un 10% para empleados, según fuentes de la entidad.
Otro punto «peliagudo» que deberá decidir el consejo es si los directivos podrán comprar cuotas dentro del tramo de empleados o se quedarán fuera al considerar que han podido disponer de información privilegiada.
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