Las prefecturas de Gunma y Okinawa han alertado de esta contaminación. Las autoridades de Gunma, zona cercana a la capital del país, explican que se detectó una sustancia negra en uno de los viales de la farmacéutica estadounidense, mientras que en Okinawa se notificaron partículas negras en algunos viales y jeringas, así como una sustancia rosa en otra de las jeringuillas.
Por el momento, Japón asegura que no se ha visto afectada ni la seguridad ni la eficacia del suero contra el coronavirus, por lo que la retirada es una medida preventiva. Además, aclaran que los dos fallecidos tras recibir la vacuna de Moderna no habían sido inoculados con los lotes contaminados.
“Es poco probable, en mi opinión, que la contaminación con sustancias extrañas haya estado directamente relacionada con las muertes”, explica el médico y vicepresidente de Cov-Navi – organización nipona que divulga información sobre el coronavirus y las vacunas –, Takahiro Kinoshita.
En este sentido, continúa asegurando que “si las sustancias contaminadas fueran lo suficientemente peligrosas como para causar la muerte de algunas personas, probablemente muchos más individuos habrían tenido síntomas tras la vacunación. En cualquier caso, se necesitan más investigaciones para evaluar el daño de estas dosis en cuestión”.
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