ALICANTE.- Imaginen una ciudad portuaria de 40.000 habitantes, mediterránea, de suave clima, rodeada de huertas, viñedos, dominada por un castillo y en la que una sola fábrica, la de tabacos, da trabajo a unas 5.500 mujeres. Estamos en la penúltima década del siglo XIX y la ciudad se llama Alicante, según recuerda La Vanguardia.
No hace falta más para deducir la importancia que aquellas mujeres, muchas de ellas niñas, tenían en la economía y la sociedad de la época. Fundada en 1801, ya entonces la fábrica empleaba a 500 féminas, cuya habilidad y paciencia se consideraban adecuadas para el trabajo, en unos tiempos en los que apenas se contemplaba la posibilidad de que la mujer se dedicara a más tareas que las del hogar y el campo.
A mediados del XIX, la fábrica ya empleaba a 3.000 mujeres, que llevaban un sueldo a sus hogares ubicados en los barrios más populares: Raval Roig, San Antón y el Casco Antiguo. Tan importante era la tabacalera para Alicante que cuatro reyes, Isabel II, Amadeo de Saboya, Alfonso XII y Alfonso XIII, la visitaron. Y ese trabajo que a menudo pasaba de madres a hijas prosiguió a lo largo de todo el siglo XX.
Aunque la revolución industrial tuvo su efecto y la automatización de algunos procesos restó personal a la empresa, no sin resistencia, pues en 1908 las trabajadoras llegaron a destrozar unas máquinas nuevas que estaban destinadas a sustituirlas en alguna parte del proceso.Sometidas a salarios y condiciones peores que los varones, las cigarreras lucharon por sus derechos con desigual fortuna.
Celtas, Ducados, Habanos, los míticos puros Farias...se fabricaron en Alicante hasta que en 2009, ya en otra ubicación y con algo más de 300 empleados de los que 170 eran mujeres, se confeccionó el último cigarrillo y se cerraron más de dos siglos de historia.
Para un joven alicantino de hoy, para un visitante ocasional con inquietudes, Las Cigarreras es el nombre de un centro cultural que programa teatro, exposiciones y actuaciones musicales de vanguardia, tratando de llenar un hueco que la ciudad ha tenido durante mucho tiempo. Tal vez sabrán que el edificio debe su nombre a la fábrica de tabaco que albergó, pero poco más.
Para tratar de avivar esa memoria, para lograr que la vida, el trabajo, la lucha y la herencia de aquellas mujeres permanezca para siempre en la historia de Alicante, desde el Centro Cultural las Cigarreras se ha puesto en marcha el proyecto “Las Cigarreras de Alicante, una historia viva hacia el presente”.
Se trata, según señalan fuentes municipales, de "redescubrir a través del medio fotográfico la historia de la ciudad en la que se vive, promoviendo la participación comunitaria".
Para ello, "se propone un novedoso proyecto en su proceso creativo. La convivencia y el diálogo de dos miradas y dos trabajos visuales que conviven y se potencian. El trabajo fotográfico de la autora Lucía Morate Benito, y el trabajo colectivo de los vecinos y vecinas de las inmediaciones del Centro, mediante un taller de fotografía participativa, donde se redescubrirá la historia de la zona y el papel desempeñado por la mujer". El resultado se plasmará en un fotolibro y un audiovisual.
Lucía Morate es docente de fotografía y tutora de proyectos en el Título Experto de Fotografía Contemporánea de la Universidad de Alicante, en el Máster de Fotografía de PhotoAlicante, y en la Escuela Mistos.
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